Reflection - Fifth harmony

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(Hola!! Pequeño mensajito... Yo personalmente escribí esto con Kids aren't alright de Fall Out Boy, ya que esta canción (que fue un pedido) no es de las canciones más aguantables para poner en repetición por una media hora, cuarenta minutos (Que es aproximadamente lo que me demoro en escribir estos pequeños textos) De todas formas, elijan ustedes según su gusto de música. c:)


-En serio. Tienes los ojos más lindos que he visto en toda mi vida.-

La chica se sonrojó y soltó unas risitas. Igual que todas.

-Apuesto a que le dices esos a todas.-

Esa es una frase que no había escuchado antes... Espera... Sí, si lo he hecho.

Y sí querida, si les digo eso a todas.

-No, no, no, en serio. Mira tus ojos, son únicos. Podría mirarlos todo el día.-

Aunque recuerdo la primera vez que lo dije... Esa vez fue definitivamente cierto, y lo sigue siendo hasta el día de hoy. Porque Sophie tiene los ojos más lindos que he visto jamás, y la cara más perfecta que he presenciado, y el cuerpo... uufff., no me hagan empezar.

Si no me odiara, mi vida sería más fácil. Y ni siquiera me odia por algo que yo le hice. Me odia por mi reputación.  Eso es injusto ¿no?

-Asique... ¿Quieres subir?- Le pregunté a la chica.

Ella apretó los labios intentando esconder una sonrisa, luego me miró a los ojos y asintió. Yo sonreí triunfante, le tomé la mano y comencé a subir la escalera. Iba a medio camino cuando... Cuando la vi.

Me miraba fijamente, desde el medio de la fiesta, y eso me trajo recuerdos.

Recordé cuando éramos pequeños. Ella acababa de mudarse al lado. Recuerdo haber salido a ver a los nuevos vecinos, y recuerdo verla sentada en un columpio. Recuerdo pensar que era la persona más hermosa del mundo.

Me acerqué a decírselo, y ella me miró con la misma cara con la que me estaba mirando actualmente. Asco y repulsión. Pero una pequeña diferencia, en el recuerdo, su mueca se volvió una sonrisa automáticamente. En el presente, solo giró la cara y me ignoró.



La luz entrando por la ventana y cayendo directamente en mi cara logró despertarme. Mi cabeza palpitaba, como si hubiera un gato muy gordo adentro intentando salir. Lancé un gruñido y rodé en mi cama.

Respiré profundamente, intentando calmar al gatito obeso cuando... sonó el despertador.

Déjenme decirles queridos amigos que el felino de allí dentro se enojó. Bastante.

Me levanté pareciendo un extra de the walking dead e intenté vestirme, pero la falta de sueño era demasiada.

"Señoras y señores, por esta razón no se va de fiesta una noche de escuela" Pensé para mí mismo mientras buscaba gafas de sol.

Luego de lo que parecieron horas de sufrimiento, logré llegar a la escuela. Tarde, por supuesto.

Abrí la puerta y miré hacia ambos lados... No había nadie. Avancé como un genial ninja por los pasillos, el baño (el perfecto escondite) estaba a solo un par de pasillos más, lo iba a lograr, lo iba a lograr, lo iba a...

-Señor Morgan. Tarde otra vez.-

Rayos.

Me senté en la esquina de una vacía sala de detención a garabatear en algún cuaderno. La puerta se abrió y entró algún estudiante... Espera, no es algún estudiante, es La Estudiante.

Es Sophie.

-Miren, la niña perfecta está en problemas – Comenté sin levantar la vista.

-Miren, un escritorio vacío puede hablar.-  Fue su respuesta.

Touché

-Asique cuénteme señorita perfecta, ¿qué travesura te dejó aquí con el resto de los humanos?-

-Ninguna que te interese.-

-Interesante... Interesante...- Asentí, como si hubiera dicho algo que valiera la pena.

Puso los ojos en blanco.

Ese fue el momento en que decidí hacerle reír.

-Bueno, estaba pepito en clases...-

-¿De qué estás hablando?- Me interrumpió.

-Calla y escucha hermosa. Bueno, estaba Pepito en clase, y la profesora les preguntó "niños, ¿hicieron su tarea sobre onomatopeyas?" Pepito pensó "Oh rayos, ¡se me olvidó completamente la tarea!"-

Me di un muy exagerado golpe en la frente, y eso logró sacarle una pequeña sonrisa. Continué mi historia con más ánimo.

-Entonces, Anita, la mascota de la maestra se levanta y dice "Mi madre cantaba "lalala"" La maestra la felicita y se levanta el siguiente y el siguiente. Pepito se está asustando. No sabe qué hacer. Y antes de que se dé cuenta, es su turno.-

Puse una expresión nerviosa, me levanté de mi escritorioy me "Limpie" Las manos en los pantalones., como si yo fuera un muy nervioso Pepito a punto de hablar.

-Eeeehh... Bueno... Estaba yo cruzando la calle, cuando de repente aparece un auto y "¡O NO! ¡MATOPEYA!"-

Eso logró finalmente una sonrisa, igual que la primera vez que se lo conté.

-Ese chiste me mata cada vez – Admitió, luego de intentar fallidamente aguantar las risas.

-Si – Le respondí melancólicamente – Lo recuerdo.- Miré hacia afuera con una leve sonrisa.

Hubo un momento de silencio, que ella rompió.

-¿Qué fue lo que te pasó?-

-¿A mí?- Me llevé las manos al pecho, ofendido.- Tú fuiste la que dejó de hablarme querida.-

-Te fuiste el que le dijo a toda la escuela que yo era una zorra.- Se acercó a mi cara.- Que soy una fácil y que no te costó en absoluto meterte en mis pantalones.-

Espera... ¿Ella creía que yo haría algo así? yo la amaba... Y siempre supuse que ella lo sabía. No puedo creer que ella piense que la traicioné. Que soy tan mal amigo, que todo lo que vivimos signifique tan poco para ella.

-Yo jamás diría eso.- La miré y me levanté enojado, a la mierda el castigo.

Cerré la puerta de un portazo y avancé enojadamente por el pasillo. ¿Acaso tan poco confiaba en mí? ¿Por qué no me preguntó si era cierto? ¿Solo un rumor valía para acabar con toda nuestra amistad?

-Espera – La escuché gritar desde atrás.

Seguí caminando.

Ella corrió y me tomó del brazo, obligándome a darme vuelta.

-¿Tú no empezaste ese rumor?-

-Por supuesto que no. Aunque si me dejaste de hablar solo por eso, supongo que está en lo cierto.-

Intenté seguir avanzando, pero la chica tenía más fuerza de la que me gustaría admitir.

-Eso significa que...- Se interrumpió a si misma, y luego miró abajo, luego arriba, y luego mis ojos.

Luego me besó.

Finalmente me besó.

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