¿En serio alguna vez me gustó esta chica?
Mira como camina. Como si fuera una modelo con problemas intentando mostrar ropa por la pasarela. Mira su rostro, la chica es una mojigata y de todas formas tiene cara de drogadicta.
-¿Qué quieres? – Le pregunté cuando se acercó a mí.
-Tú sabes lo que quiero.-
Me giré hacia la barra del bar, perdiendo el interés y dándole la espalda.
-No seas tonto- Puso su mano en mi hombro, girándome nuevamente hacia ella. - ¿Es cierto lo que dicen sobre ti y Carla?-
Di un largo trago a mi vaso, tomándome mi tiempo.
-¿Y que si lo es?-
-Aargh, ¿Podrías ser más infantil?-
Nuevamente giré sobre mi asiento.
Nuevamente tomó mi hombro, solo que esta vez con más fuerza.
-Está bien, no me meto donde no me importa. No me respondas. Pero solo quiero que sepas que en caso de que los rumores sean ciertos, eres una rata asquerosa.-
La tomé suavemente del mentón y susurré en su oído
-Déjame recordarte querida, que te acostaste con quién ahora llamas rata asquerosa.-
Ella se alejó solo lo suficiente como para mirarme a los ojos y dijo
-Era joven e inexperta. Te prometo no volver a cometer el mismo error.-
Mi corazón latía más rápidamente de lo que me gustaría admitir, y nuestras respiraciones, veloces, se entremezclaban, creando una corriente de calor bajo nuestras narices. Pude notar el desafío en sus ojos, e intenté trasmitir el mismo sentimiento a través de los míos. Si guerra quiere, guerra tendrá.
-Cariño – Mi aliento agregó el agrio olor tan característico del alcohol al comprimido espacio entre nuestros rostros – Ni siquiera te preocupes, a mí me avergüenza tanto como a ti.-
Nuestras narices se tocaban, su rostro se veía borroso por la cercanía. Podía sentir cada centímetro de su cuerpo. Sus caderas, las cuales se encontraban entre mis piernas dobladas. Su estómago junto al mío, su pecho, dentro del cual se podía sentir un veloz latido.
-Rata asquerosa- Susurró, ya que no necesitaba más volumen que ese.
-Mojigata –
Giré un poco mi cabeza, acercándome más a ella. Nuestros labios se rozaron.
Tomé su cintura con ambas manos, acercándola más a mí.
Nuestro beso subió velozmente de nivel. Era apasionado, iracundo. Era una competencia por poder. Ella contra mí.
Pasó sus manos por mi pelo, haciéndome gruñir. La apreté más contra mí, necesitando cercanía, ella no opuso resistencia, apoyando todo su peso en mi torso.
-Ejem-
Ambos miramos a la persona que hizo el ruido.
El dueño del bar, quién nos acompañó amablemente a la salida.
-Te odio – Le susurré, una vez que cerraron la puerta tras nosotros.
-Me amas. – Respondió mientras comenzaba su camino.
La observe irse. ¿Cuál de los dos tenía razón?
And I want this words to make things right.
But is the wrongs that make the words come to life
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Canciones y otras locuras de amor.
Short StoryUna canción, una historia. Si puedes, pon la canción en modo repetición hasta terminar la historia, le da un toque. Pero si eres de esas personas que quedan enfermas de una canción por culpa de la repetición, entonces solo escuchala antes de comenza...