Al momento de nacer los globos oculares de los bebés apenas logran distinguir una muy limitada escala de blancos, grises y negros. Lo suficientemente buena es la vida como para permitirle a los infantes sobrevivir de esa manera hasta que llegan a su decimoquinto año de vida, es ahí cuando empieza la búsqueda incansable de su otra mitad. Y no me refiero a que les falte algo en el sentido físico.
Verán, lamentablemente en este mundo solo aquellos que encuentran la pieza faltante en sus corazones son bendecidos con el don de ver a color. Si bien cada día son menos las personas que logran hacerlo, es también un hecho que aquellos que lo han logrado viven una vida tranquila y feliz; pues de eso se trata, de buscar a tu otra mitad, el motivo de tu felicidad.
Aquella persona que al conectar mirada con la propia hará que el mundo se detenga por una fracción de segundo y entonces, para el siguiente parpadeo podrás notar como ahora existen formas, colores y sensaciones que solo en cuentos infantiles habías escuchado.
Si bien muchas personas nunca encontraron a su alma gemela y habían tenido que conformarse con sobrellevar la vida en compañía de alguien más, Nene Yashiro no deseaba algo así para ella.
Desde su cumpleaños número quince ella había añorado, deseado y rogado por encontrar a su alma gemela.
Buscó a esa persona que la haría ver el mundo con otra perspectiva, aquella persona que la acompañaría y amaría el resto de sus días.
Pero nunca la encontró.
Llevaba ya casi dos años buscando en un país extranjero cuando rumores de una poderosa bruja especializada en las artes ocultas del amor, llegaron a sus oídos.
Tuvo que aventurarse al corazón de una selva virgen para dar con la rubia de ojos verdes que al verla, de inmediato detectó lo que su pecho cargaba.
—Si vienes a preguntar por el paradero de tu alma gemela, debo decirte que es mejor que sigas con tu vida. Jamás lo encontrarás.
—¿Lo? ¿Es varón? —Se apresuró a cuestionar, no se iría de ahí sin tener tantas respuestas como pudiera. No importaba lo que tuviera que hacer, a su edad de treinta años estaba dispuesta a hacer lo que fuera.
—Lo sería, de no ser porque lamentablemente para ti, él no nació en esta época. —La observó abrir ampliamente sus ojos y alcanzó a ver por un segundo como los mismos se cristalizaron. Suspiró con pesar y decidió que si de algo servía, lo mejor sería contarle tanto como pudiera—. Acércate y toma asiento, lo menos que puedo hacer es contarte lo que puedo ver en tu alma.
La fémina se sentó rápidamente a un lado de la hechicera. Esperando que a lo mejor se hubiera equivocado o que estuviera ahí solo para sacarle dinero, así al menos no tendría que vivir con la noticia de que en ese mundo no había nadie destinado para ella.
—Todos tenemos en nuestro interior una parte de nuestra alma gemela. —Empezó a explicar la mayor—. Es con ese pedacito de esa persona con lo que podemos identificar y de alguna manera encontrar a nuestro ser destinado. ¿Alguna vez te has preguntado por qué has viajado tanto?
—Para encontrar a mi alma gemela.
—En parte, sí, es cierto; pero también lo haces porqué cuando él nació hace algunas décadas atrás, hizo el mismo recorrido que tú. —Tomó la mano de la joven y la vio a los ojos; un brillo familiar en su mirada y una cara borrosa llegaron a su mente—. Ya lo recuerdo, incluso vino a este mismo lugar y preguntó lo mismo, quería saber donde encontrarte, pero tú aún no habías nacido.
—¿Cómo sabe todo eso? —cuestionó, intrigada de verdad.
—Si mi memoria no me falla, cuando yo apenas era una niña lo vi discutir acaloradamente con mi maestro. Un ermitaño que vivía rodeado de libros, tabaco y café.
—¿Recuerda algo más?
—Los recuerdos que tengo son muy vagos; sin embargo algo sí recuerdo perfectamente... —Guardó silencio, no queriendo soltar lo que apenas había rememorado.
—¡Dígamelo todo! —La mayor la vio a los ojos y sonrió melancólicamente. Sin duda alguna hubieran sido una pareja muy feliz.
—Cuando él vino, le suplicó a mi maestro por tu paradero, y cuando supo que aún no habías nacido rompió en llanto. Al parecer su corazón tenía los latidos contados y pronto moriría, por lo que quería al menos encontrarte antes de partir de este mundo y decirte cuanto te amaba aunque nunca te hubiera visto. Ese muchacho murió unos meses después en un hotel cerca de la capital del país, a pesar de que mi maestro le había dicho que no habías nacido aún, él no se detuvo. Quiso creer que solo éramos un par de charlatanes que lo habíamos hecho perder tiempo y dinero, lamentablemente nunca te encontró.
Sin saberlo, la albina empezaba a acumular lágrimas en sus ojos y pequeños hipidos salían de sus labios resecos.
Tratando de aminorar el impacto, la contraria la sostuvo entre sus brazos en lo que los ríos salinos se desbordaban a través de los jóvenes mofletes.
—¿Sabes por qué existen las almas gemelas? —preguntó la anciana una vez el llanto cesó y la contraria negó con la cabeza—. Cuando dios nos creó, nos puso a todos durante una temporada a prueba en la Costa Lejana y nos quitó el sentido de la vista, la única manera que teníamos para recuperarlo era encontrar a aquella alma que nos complementaría. Para hacerlo solo teníamos el pedacito de alma que nos había entregado el creador para identificarla, el mismo del que te hablé hace un momento. —Guardó silenció, tratando de buscar palabras que le dieran esperanza a la mujer—. Incluso si él no está aquí contigo de manera física, siempre tendrás en tu interior una parte suya; por qué cuando ustedes se encontraron ahí, hicieron una promesa de no separarse, de nunca olvidarse y de siempre encontrarse sin importar que.

ESTÁS LEYENDO
One-shots
FanfictionCreo que el título habla por sí mismo, ¿no? *La obra original JSHK/TBHK pertenece a Aida/Iro*