Como todos los días, Nene abre los ojos y sonríe, pues el rozar del brazo protector que se enreda en su cintura es un amoroso recordatorio de que su vida se ha convertido en un sueño hecho realidad. Un sueño del que muy probablemente nunca le gustaría despertar.
Después de llenar de besos el rostro de su amado se levanta y prepara el desayuno para ambos. Sabe que a él le gusta su sazón; por lo que, sí puede consentirlo de esa manera, está más que encantada con hacerlo.
Sus charlas matutinas durante la primera comida del día son amenas; hablan sobre temas que van desde el clima hasta lo que harán durante su jornada; sonríen, se miran a los ojos, de vez en cuando comparten con el otro lo que hay en sus platos y limpian sus mejillas.
En cuanto terminan, se dirigen a la ducha. Les gusta bañarse juntos.
A él siempre le ha gustado su larga cabellera, por lo que masajear su cuero cabelludo y jugar con las hebras bicolor, más que una tarea, la parece un premio. Ella en cambio, gusta de mimar la anatomía masculina; dotando su pecho con besos, masajeando sus hombros y ayudándole a enjabonar su espalda.
Una vez salen del cuarto de aseo se visten y Nene acompaña a su esposo hasta la puerta de su hogar donde lo despide con un beso y un recordatorio de cuánto lo ama y así, apenas ve alejarse el auto color negro que su compañero de vida maneja a su trabajo, ella suspira pues ya empieza a extrañarlo. Está tan, o más enamorada que nunca, de su marido, Amane Yugi.
Camina al interior de su morada y mientras lo hace no deja de pensar en lo mucho que lo ama, lo mucho que lo adora; no puede sacar de su mente su sonrisa, la manera en como pronuncia su nombre, la suavidad de su tacto, el sabor de su saliva, la pasión con la que la besa y su... calidez. Miles de recuerdos, cada uno más placentero que el anterior llegan a su mente y, si se concentra lo suficiente, incluso es capaz de recordar la primera vez que se entregaron al amor, y eso basta como para que su entrepierna se humedezca; pero Amane no está, por lo que deberá esperar para seducirlo hasta el lecho matrimonial. Por el momento tendrá que distraerse con otras cosas, por lo que va al jardín y atiende sus flores, sus huertos y a los pájaros que llegan a posarse en la fuente que lo decora.
El calor no le molesta en lo más mínimo. Le resulta agradable sentirlo sobre sus hombros y espalda, la sensación de la tierra entre sus dedos y del agua mojando sus brazos la hace sentir... viva.
Observa una a una las flores y sus retoños, los pequeños brotes que se abren paso entre la tierra, escucha las melodías de las aves cantoras que bajan a beber el agua cristalina y fresca que salpica sutilmente la piel de porcelana.
Sonríe. Su arduo trabajo empieza a dar frutos, de la manera más literal que puede pensar. Recupera el aliento luego de un rato y limpia algunas gotas de sudor que empiezan a bajar de su frente, claro signo de que su cuerpo le exige agua, así que junta sus herramientas de trabajo y, en cuanto está a punto de regresarlas a su lugar, el brillante color carmesí de unas camelias bajo la sombra de un árbol un poco más grande llama su atención. Embelesada por su belleza, toca sus pétalos para comprobar la aterciopelada textura y terminar de convencerse de que semejante ejemplar se encontraba en su jardín, cosa que una vez corrobora, decide que serán parte primordial de sus planes para la noche, así que sin más saca sus tijeras y corta algunas de las flores, creando un ramo de seductores tonos que arregla dentro de un jarrón con agua una vez está en casa.
Mira a su alrededor y como de costumbre no hay ni una sola mancha que tallar, ni trastes que limpiar o polvo que sacudir, pues el asistente virtual que mantiene su casa como los chorros del oro ya se ha encargado de limpiar hasta la más mínima partícula de suciedad.
Siendo honestos, a veces le gustaría tener un poco más de labores que realizar dentro de su hogar.
Aun así, no es tan malo, ya que de esa manera puede atender la videollamada de su mejor amiga, Aoi. Hablan sobre sus vidas, pues desde que la pelimorada se mudó a otro país ya tienen años sin verse personalmente. Nene chilla de emoción en cuanto su ex compañera de colegio le confiesa que ha encontrado el amor y que en unos meses se casará.
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One-shots
FanficCreo que el título habla por sí mismo, ¿no? *La obra original JSHK/TBHK pertenece a Aida/Iro*