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DÍA ANTES.

Caminar encerrado en aquella habitación, se había convertido en un obvio pasatiempo para Bang Chan. Pensaba en todos los lugares que había visitado, y en donde ni por casualidad encontraba a una persona que hubiese visto a su hermana.

Seguía dando vueltas, y lanzándose a la cama, el cual estaba entrando en un ira desesperante. Sabía perfectamente que Lisa estaba aquí, pero si ni ella misma conocía el lugar, ¿cómo Bang Chan la encontraría?

Era una pregunta que rondaba por mucho tiempo su mente, llegó a un punto, en el cual encontró bares y se sentó ahí, semanas llevaba. Recibiendo llamadas de sus padres, preocupados, Bang Chan no tenía ni la más remota idea, de si Andrés estaba cerca de Lisa.

Un severo arranque de nervios se ubicó en la parte de su estómago, el cual hizo que se retorciera. Algo que odiaba Bang Chan, es tener ese tipo de punzadas, como si algo malo estuviese a punto de ocurrir. Su corazón iba muy rápido.

Y más de una vez chequeó que ninguna carta hubiera llegado a su destino. Una de las pocas personas que sabían en donde se encontraba y hospedaba, era Irina. Él sabía perfectamente que nada saldría de la boca de su chica. Sí, Bang Chan ya la consideraba suya, aunque era obvio, sabía que ese pensamiento era algo retrógrado.

Pero era un instinto que se le es imposible controlar. Irina no escribía nada, ella sabía perfectamente que su novio lo podía descubrir, debido a que él y el cartero, son mejores amigos. La otra vez que recibió la carta de Bang Chan, tuvo que dar una larga charla a su novio Scott.

Ella sabía <<y Bang Chan también>>, que si Scott se llegaba a interar, iba a pedir su cabeza para que el pueblo la linchara. Sin duda alguna, no estaban en la mejor posición.

Y Bang Chan estaba entrando en momentos desesperados.

—Joder, ¿donde carajos puedes estar? —bramó, lanzando aquella pelota al otró lado de la habitación—. Necesito despejar mi mente.

Salió enojado de aquella habitación color beige, la cual estaba a punto de volverlo loco. Caminó a cuadras, ya conocía parte de la zona.

Era tranquila, nada de escándalos, e incluso las personas de verlo todos los días salir a correr, conocían perfectamente el rostro se Bang Chan, y muchos otros lo reconocieron por ser el próximo príncipe. A pesar de salir poco en las cámaras, la cara de Bang Chan era inolvidable.

Entró a aquel Bar, en un horario de las siete de la noche, en donde el sol ya no se notaba tanto. Sino que, la luna comenzaba a hacer su presencia.

Se sentó en aquella barra y esperó paciente que el Barman lo atendiera. Pidió una Coca Cola con hielo y suspiró, tomándola de a pequeños sorbos.

Una Princesa En Apuros. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora