Lalisa Manobal siempre estuvo encerrada entre cuatro u ocho paredes. Ha sido o niña consentida desde que tiene memoria, y llega a un punto en el cual es agotador.
Eso le ocurrió a ella, cansada de siempre ser la (casi) princesa sin tener nada que ha...
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Iba pendiente a los papeles en mis manos. Segura de que nadie iba a chocar conmigo, y fue así. Tampoco crean que todo es de película.
Avancé hasta la oficina donde me había comunicado que necesitaban de mí.
Donde no sólo estaría yo, sino que también Nayeon, Hyun Jun y Sana. Uno de ellos estaba encargado de ayudarme últimamente en mi area.
No me gustaban este tipo de reuniones, la mayoría de veces las encontraba innecesarias y aburridas. Pero era un obligación la cual tenía que cumplir. Entré sin tocar la puerta y encontrándome con todas las personas antes mencionadas, pero una la cual no pensé ver.
Jisoo se encontraba con la cabeza metida en su celular, sin mirar a los lados y simplemente lanzaba pequeños suspiros. Mantuve mi mirada en ella, hasta que levantó la cabeza. Me tronó el cuello de lo rápido que volteé.
Avancé hasta las demás personas y saludé cordialmente, a todos los presentes. Sentándome justo frente a Jisoo, la cual se acomodó en su silla ante mi presencia. El destino me la jugaba muy sucio. Pero tengo que separar el trabajo de mi vida personal. Aunque aquella ni me mire.
Y la mayoría de veces me rechace la mirada, y busque contacto cero conmigo, el deber de ambas es tener profesionalismo. Cosa que se le olvidó a Jisoo las últimas semanas, debido a que, todo momento y en toda reunión en la cual yo era citada; encontraba una excusa para faltar y no presentarse.
Namjoon no estaba de acuerdo con eso, y le llamó la atención, por ese motivo hoy se encontraba aquí.
—La impuntualidad de las personas hoy en día —comentó entre dientes—. Es increíble.
Sé perfectamente que se refería a mí, no me tocó ser adivina. Su semblante serio y con una pizca de maldad, me hizo entender que Jisoo no venía en son de paz hoy.
Y yo no me dejaría vencer por ella.
–Es mejor ser impuntual que una cobarde —devolví el comentario.
Los demás simplemente nos miraron. Pero luego de ahí, Jisoo no le quedaron ganas de decir nada más, y Nayeon procedió a hablar.
Yo le prestaba atención, debido a que, su tema me interesaba. Estábamos discutiendo un lanzamiento para el próximo mes, una de las escritoras había culminado su libro. Yo ni siquiera había podido terminar el primero, mi mente está en blanco, y siempre que creo tener la oportunidad. Aquella se esfuma.
—La portada es simple, incluso, se lo comenté y ella lo entendió. No llama la atención, no tiene algo que deje al lector con más intriga. La portada es fundamental para muchos —comentó Nayeon.
—Pero hay que tener en cuenta, que un libro jamás se juzga por su portada —comuniqué—. A pesar de la portada no ser llamativa, y el nombre un poco flojo yya muy utilizado, somos conscientes de que el libro es increíble.
