✦ʚ21ɞ✦

2.6K 270 39
                                    

˚₊· ͟͟͞͞➳❥

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

˚₊· ͟͟͞͞➳❥

Bang Chan no sólo se sentía irritado, sino tambien impotente, quería ir a esa empresa y sacar a su hermana de ahí. Pero sabía perfectamente que eso alteraría las neuronas de Andrés, el cual poco a poco se iba acercando a Lisa.

La miraba desde lejos, acechando cada uno de sus pasos. Buscando la manera correcta para atacar, sabía perfectamente los movimientos de los reyes, tenía a más de un infiltrado en la guardia real. Y no era un secreto para nadie, que también en la empresa. Consiguió aliadas que lo mantuvieran informado, ya que Namjoon

le informó lo mal que hacía, al estar todo el día en aquella empresa.

Después de tanto tiempo, Andrés tenía lo que quería en su vista, se encerraba horas en su cuarto de experimentos, donde estaba su hija encapsulada, en ese aquel frío lugar, para así mantener ese bello rostro. Todos los días se acercaba a ese cuerpo frío y sin vida, acariciando con lentitud sus mejillas, los labios cuarteados y sus largas pestañas.

Era una muñeca, pero no tenía vida. Estaba plasmada en aquella cápsula, donde Andrés la ha tenido por tanto tiempo.

Al inicio su obsesión con Lisa era meramente... insípida. No quería mucho de la pequeña Manobal, sabía que no compartía sangre con la realeza, por lo cual pensó, que no afectaría para nada a los reyes, no obstante, se equivocó.

El amor que siente todo ese reino por Lisa, es demasiado grande. Fue desterrado de Dussuton, y la entrada jamás se le permitió. Por lo mismo tanto, los reyes no se preocupaban tanto, pero eso no eximía a Andrés de tener aliados.

Los cuales de a poco, iban consiguiendo la información que él tanto anhelaba. Su sonrisa crecía cada que su informante lo llamaba. Dándole buenas noticias, los reyes no tenía ni la más remota idea de donde se encontraba su pequeña. Andrés estaba enterado de todo eso.

E inclusive, estaba enterado de la llegada del principe Manobal. Uno de los más guapos príncipes de todos los tiempos.

Andrés miraba, observaba y analizaba todo lo que ocurría a su derecha, sus moviemiento seran precavidos. Un paso en falso, y todo el mundo empezaría a dudar de él.

Cuando en realidad, de quienes deben dudar, es de los reyes. Eso era lo que quería, deseaba con todas las fuerzas de su alma, detener el mundo por un segundo, y robarse a la princesa. Que nadie se enterara en donde la dejará.

Su plan era perfecto, y hasta el momento, un misterio. Andrés no lo conversaba ni con su amigo de confianza, el cual en estos momentos, debe de estar haciendo uno más de sus tantos trabajos.

Su mente era fría y calculadora. En los tiempos en donde la princesa era una simple niña de cortos años, Andrés se sintió atraído hacia ese hermosos cabello, a sus mejillas y su estilo. Era un... pedófilo en toda acción, y no lo negaba. Le gustaba y se sentía orgulloso de eso.

Una Princesa En Apuros. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora