Lalisa Manobal siempre estuvo encerrada entre cuatro u ocho paredes. Ha sido o niña consentida desde que tiene memoria, y llega a un punto en el cual es agotador.
Eso le ocurrió a ella, cansada de siempre ser la (casi) princesa sin tener nada que ha...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
˚₊· ͟͟͞͞➳❥
El rostro de Bang Chan se descompuso, y bajó la mano sin oportunidad de cerrar la llamada. Y antes de que siquiera pudiera decirle, o pedirle que se marchara. Irina entró como juan por su casa.
Mirando todo a alrededor, Bang Chan todavía no reaccionaba y la llamada no se cerraba. Skylar preguntaba que ocurría, más no cerró porque sabía perfectamente que algo estaba ocurriendo por el tono de decir aquel nombre que utilizó Bang Chan.
Irina sonrió al ver el rostro de sorpresa que tenía aquel chico.
Pero de todas formas, ella estaba segura de que conseguiría que Bang Chan la reciba con los brazos abiertos, cosa que no iba a ocurrir. Porque el chico mientras estaba perdido, sabía perfectamente que Irina no pudo conseguir su dirección de un día para otro, y que alguien fue capaz de dársela.
Y si eso fue así, el único capaz de tener esa dirección y poder contactar con Irina, era Andrés.
Apretó los dientes y aquella rechinaron. Cerró la puerta y se cruzó de brazos, se había olvidado por completo de la llamada. Estaba seguro de que Skylar cerró, pero eso no era así. La chica esperaba pacientemente a que se dijera algo a través del celular. Agarró sus llaves y corrió hasta su coche, sin despegarse de su celular.
—¿Qué haces aquí, Irina? —Bang Chan preguntó en aquel tono duro—. ¿Que carajos haces aquí?
—Vengo a por lo que es mío —ladró—. Se rumorea que no pensabas volver a Dussuton.
—¿Qué haces aquí? —volvió a preguntar, esperando una respuesta más concreta y lógica de su parte.
Porque eso no era suficiente para él. Su sexto sentido le gritaba peligro. El tono de Irina no era el mejor, y ni hablar de sus facciones y lo mucho que cambiaron. Era incapaz de lastimar a una mujer, pero no dejaría de luchar si Irina lo atacaba.
Porque estaba alerta a todos sus movimientos, desde el más pequeña hasta el más grandes. Irina paseó su mirada por todo el lugar, esperando una acción de Bang Chan , acción que nunca llegaría.
La tensión baño el lugar. Ambos esperando que el otro diera un paso, el corazón de Bang Chan iba muy rápido, e incluso, estaba seguro de que si no sacaba a esa mujer cuanto antes, ocurriría una desgracia.
—No recibas así a tu mujer —la morena se dirigí a Bang Chan, seductora. Pero cuando intentó tocarla, el chico dio un paso atrás, rehusado—. ¿Qué te pasa, Bang Chan?, creí que estarías feliz de verme aquí.
—¿Feliz?, no sé ni como carajos conseguiste mi puta dirección, ¿quién te la dio? —esperó impaciente una respuesta.
—Eso no importa, quiero tocarte y sentirte, me has hecho tanta falta —pasó sus manos por el pecho de Bang Chan pero aquel no sentia nada más que un temblor en sus huesos—. ¡Por Dios, Bang Chan!, ¿que demonios ocurre contigo?
