Lalisa Manobal siempre estuvo encerrada entre cuatro u ocho paredes. Ha sido o niña consentida desde que tiene memoria, y llega a un punto en el cual es agotador.
Eso le ocurrió a ella, cansada de siempre ser la (casi) princesa sin tener nada que ha...
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Mantuve la mirada fija en los papeles que tenía en mis manos. Estaba tan concentrada, que me exalté cuando unas manos se posaron en mis hombros.
—¿Está libre hoy o tengo que robármela? —la voz de Lisa me sacó una pequeña sonrisa. Me giré para encararla.
—Creo que estoy libre, pero la idea de robarme suena tentativa —le seguí el juego.
Hoy Lisa lucía mucho más reluciente que ayer, sus ojos brillaban tanto o quería creer que era el reflejo de la luz en ellos. Sus mejillas tenían ese rosado encendido y sus labios contenían un brilla labios. Estaba hermosa hoy.
—Lo pensaré. ¿Cómo estás?
—Bien, estaba a punto de dejar esto para irme a comer algo, ¿vienes conmigo?
—Eso estaba a punto de decirte, pero en vez de eso, quiero que vengas a tu oficina, recuerda que usted se ofreció como mi profesora para...
—¡Hola, Lisa! —nos vimos interrumpidas por Juyeon–. ¿Y ustedes dos de que conversan?
De como la besaré hasta no poder más. Pensé.
—De la vida —dije—. Creí que estarías en la universidad.
—En eso quedé, iba de salida pero quería saludar a Lisa —se inclinó hacia adelante y le dio un fuerte abrazo. Uno que tardó mucho más de lo esperado y Lisa no puso resistencia.
Desvié el rostro hacia otro lado, e hice como que mis manos no estaban arrugando los papeles. Lisa terminó separando a Juyeon y aquel simplemente se quedó como idiota mirando a mi princesa.
¿Mi princesa?
No, ella no era mía. Ni siquiera eramos nada, no tengo porque demostrar celos o molestarme, a Juyeon le gustó primero.
Pero Lisa no siente nada por él.
¿Tú que sabes?, puede que sí y no lo sepa aun.
—¿Cómo te ha ido, Juyeon? —Lisa era educada, con el simple hecho de escucharla hablar sabías que no era de aquí y que sin duda alguna pertenecía a el Reino de Dussuton.
—Muy bien, y noto que a ti también, te veo rozagante, eso es bueno. Pero me tengo que retirar. Lisa, no sé si quieras quedar a más tarde, así seguimos practicando...
—No puede —me adelanté a decir, dejando a Juyeon con la boca abierta—. No puede porque estará ocupada conmigo.
Era posesivo de mi parte y lo fue aun más, porque tomé su mano delando de Juyeon. Creí que Lisa la apartaría pero en vez de eso, miró con seguridad en dirección a Juyeon y sostuvo mi mano con más firmeza. Me sentí segura de ella y de mí.
