Lalisa Manobal siempre estuvo encerrada entre cuatro u ocho paredes. Ha sido o niña consentida desde que tiene memoria, y llega a un punto en el cual es agotador.
Eso le ocurrió a ella, cansada de siempre ser la (casi) princesa sin tener nada que ha...
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—¿Y que le dijiste? —quiso saber Jisoo.
—Pues nada. Que no sé con exactitud, debido a que a penas y la veo —Jennie se echó el pelo hacia atrás—. No me da buena espina, Jisoo.
—Jennie, hace dos días atrás o tres... o una semana, o... no recuerdo, pero eso no importa, hace un rato atrás, te caía super bien. ¿Qué pasó? —abrí los brazos, buscando una explicación.
—Su pregunta pasó, Jisoo. Eso no es normal, o sea, fue de la nada —chasqueé la lengua—. Y los peor es que... ¡deja esas malditas alitas de pollo!
—¡Oye, no les hables así! —la miré feo—. ¿Qué te han hecho?, bien agresiva –volteé mi rostro, ofendida, mientras comía mis alitas de pollo—. Pero... aguanta, déjame y paso estas deliciosas alitas de pollo —Jennie esperó con impaciencia a que yo finalizara—. Listo. Aquí el caso está, en que ese hombre por el simple hecho de preguntarte...
—Eso ya yo lo dije, Jisoo.
—¡Déjame recapitular, de por Dios! —resoplé—. Me tienes las alas de punta, chica. Aguanta un poco.
A veces creía que Jennie vivía algo en las nubes. Yo no quería que se siguiera ilusionando con Lisa, ni mucho menos con nadie que tiene fecha de partida, más no de quedarse en San Francisco.
Porque así ocurre con Lisa y Rosé.
Ellas seguro tienen su viaje planeado, han venido a pasársela bien, se quieren vacilar a medio mundo y luego largarse. Es algo que no he tomado en cuenta, y he borrado por completo, es una jodedera. Está mal, no puedo creer que todo este tiempo he pasado por alto el hecho de que en cualquier momento, todo se termine.
No veamos más a Lisa y a Rosé.
<<Que ellas no vuelvan>>.
Y por un momento me generó miedo.
Miedo a encariñarme con Rosé de una manera inexplicable. Y sé que a Jennie le da los mismo pensamientos y el mismo choque por momentos extraños, donde se pregunta a sí misma, si debe o no seguir con ese coqueteo por momentos tan absurdos.
—Vale, puede que esté exagerando un poco —exhaló—. Puede ser eso.
–Sí, Jennie, puede ser eso. Mira, no es por ser aguafiestas ni nada por el estilo, pero Lisa es una princesa preparada, no creo que se deje vencer por nadie. Tú no eres quien la salvará de nada —aclaré—. Y recuérdalo, ella y Rosé se irán pronto, de nada sirve que nos sigamos encariñando con dos chicas las cuales... quizás ni piensan en nosotras de esa manera.
Jennie frunció el entrecejo. Cuestionandose mis palabras.
