— Ya est...— Detuvo su entrada justo cuando estaba a centímetros de arrollarlo en medio de mi huida.— ¿Hola?
No estaba segura de si se dirigía a mí o al los chicos que se encontraban detrás. Parecía realmente confuso. Yo también lo estaba. Supuse que aquel era el "señor" Lockwood ya que George no había mencionado a nadie más. Pero el joven que se encontraba delante de mi no tenía la edad de ser llamado señor, ni de coña. De nuevo, todo había sido una suposición mía. En ningún momento nadie me había dicho que el dueño de la empresa fuera un adulto, yo solita lo asumí todo. Incluso ellos lo llamaban simplemente por su apellido.
Un joven de más de metro ochenta me contemplaba con el ceño fruncido. Todo él estaba completamente fuera de tono: llevaba un traje con corbata, pero llevaba zuecos deportivos y el pelo revuelto. Era alto pero su rostro aún tenía rasgos suavesa propios de la infancia. Rondaría los dieciocho años, quizás alguno más, pero definitivamente no era... Mayor.
Sacudí mi cabeza y mordí mi labio inferior con fuerza evitando hablar, no iba a seguir suplicando a ninguna agencia para que me aceptara. La casa estaba llena y estaba claro que ellos estaban al completo.
— Yo ya me iba.— Nunca supe si llegaron a escuchar mi murmuyo, pero yo salí de aquella casa antes de que pudieran interrumpirme.
Caminé rápidamente, saltando las escaleras del pórtico y cruzando la verja en un suspiro. Me importaba una mierda la oscuridad, me importaba una mierda aún más grande que hubiera visitantes acechando en las calles, incluso me importaba una mierda escucharles hablar arremolinados al rededor de la puerta de su hogar.
• • •
No sabía por cuánto tiempo había estado caminado. La luna estaba alta en el cielo y de alguna manera me las había arreglado para no encontrarme con ninguna sorpresa indeseada. Mis piernas ardían y no encontraba mi mapa en ninguno de mis bolsillos.
—¡Eres estúpida!— me castigué a mí misma.
Estaba casi segura de que llevaba varias horas caminando en círculos y no encontraba ninguno de los albergues que había visto por el camino. Hacía frío y yo a penas llevaba ropa de abrigo. Estaba cansada, pero no tenía ningún lugar donde tomar un descanso sin estar en peligro. Estaba hambrienta, pero a esas horas no había nada abierto ya.
Avancé a trompicones hasta un soportal en la puerta de una panadería cerrada y me resguardé de la ligera llovizna que había comenzado a caer. Solté el petate en el suelo y me apoye en la pared de ladrillo mientras resbalaba contra ella. Me senté y abracé mis rodillas tratando de mantener mi calor corporal. No pude controlar el desolado sollozo que escapó de mi garganta.
No lloré cuando desperté una semana después en el hospital tras el incendio, no lloré cuando me contaron lo sucedido y los recuerdos de aquella noche volvieron a mi, no lloré cuando puse a mis padres y a mi hermano bajo tierra, no lloré mientras intentaba mantener a la empresa activa yo sola. En aquellos momentos supe que si me quebraba, jamás sería capaz de volver a mi. Sin embargo, en ese momento, sentada en medio de una calle desierta a media noche, me dejé llevar por todas las emociones que sentía. Estaba agotada, llevaba meses sin un descanso adecuado, en tensión constante, y a pesar de lo que había planeado y deseado para mí misma, aquella noche no sería diferente.
El sentimiento de profunda soledad se extendió en mi pecho y casi como si fuera un trago de aguardiente, abrasó mis pulmones y mi garganta. ¿Algún día volvería a respirar con normalidad? Podía sentir las lágrimas calientes rodar por mis mejillas tratando de consolarme, como una caricia de un amigo que entiende tu dolor. Me abracé más fuerte. Enterré el rostro entre mis rodillas y lloré, estallé en llanto, me lamenté por todo lo que había perdido, sufrí por todo lo que no había podido en contra y sobre todo, me dejé sentir pena por mí misma, porque no creía que nadie mereciera tanto sufrimiento.
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EMPATH •| Lockwood & co |• → Anthony Lockwood ←
FanfictionDianne Crimson no estaba preparada para afrontar la vida que le esperaba sin su familia, tampoco estaba preparada para abandonar Glastonbury, su hogar. La vida no avisa antes de ponerte una piedra en el camino, pero en este caso se había abierto un...