•|CAPÍTULO XII|•

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Dianne Crimson

Las manos me temblaban mientras rellenaba el formulario del paciente que me habían entregado para completar con los datos de mi amiga.

Cuando llegaron los bomberos, los sanitarios y el DICP, rápidamente no ayudaron a buscar a Lucy. Finalmente la encontramos entre unos matorrales, inconsciente.

Los sanitarios que la habían revisado en la ambulancia me aseguraron que ella estaría bien pero que debían llevarla al hospital para poder hacerle un chequeo en profundidad y tratar de limpiar el humo de sus pulmones. Así pues, sin poder hacer nada más por ella, rellené el formulario con todos sus datos personales que conocía y apunté mi contacto en la casilla para ello. Me llamarían cuando despertara para ir a buscarla.

En cuando a Lockwood, después de que los sanitarios lo revisaran bajo mi continuo escrutinio, unos agentes del DICP se lo habían llevado a la central para interrogarlo sobre lo sucedido. Ya que era el dueño de la empresa que había sido contratada para el trabajo, era él el que debía de rendir cuentas. Tampoco me dejaron acompañarlo.

Sin darme cuenta, más lágrimas volvían a surcar mis mejillas y mi corazón se rompió al recordar todo lo que había sucedido aquella noche. Había sido una serie de catastróficas desdichas que podrían haber acabado en una trajedia real. A pesar de que no podía olvidar los ojos preocupado de Anthony cuando creyó que había muerto, estaba cabreada  con él por haber sido tan descuidado y habernos enviado a la boca del lobo sin la información y la protección necesaria.

— Señorita Crimson.

Limpié furiosamente todo rastro de llanto de mi rostro y me giré para enfrentar al agente del DICP que se había acercado a mi.

— ¿Si? — respondí tratando de aparentar seguridad.

— ¿Se encuentra bien? ¿Ya la han revisado? — me interrogó de forma educada.

Yo simplemente negué con la cabeza. Pero al ver su ceño fruncido decidí responderle.

— Estoy perfectamente. No necesito que me revisen.

Su ceño se procunció aún más y vi como sus ojos se desplazaban a la herida de mi cabeza.

— Insisto en que deberían revisarla, señorita. Eso no parece una herida superficial— afirmó un una nota de preocupación en su voz.

Estaba demasiado cansada para pelear por lo que dejé que me llevará a la única ambulancia que quedaba, ya que en la otra se habían llevado a Lucy.

Media hora después, me habían dado un par de puntos y cubierto la herida con un  apósito. El diagnóstico no era grave pero sin duda no estaba de acuerdo con la solución.

— Debe acompañarnos al hospital— me informó uno de los sanitarios.

—¿Debo o tengo?— cuestioné.

Observé cómo su rostro se contorsionaba por la confusión.

— No entiendo...

— Quiero saber si es obligatorio ir al hospital o simplemente recomendable— expliqué con cansancio.

Su ceño se frunció esta vez.

— Señorita, tiene una leve conmoción cerebral y debe mantenerse en observación durante 24 horas...— Por su tono pude deducir que iba a proseguír.

— ¿Pero...?— lo inviteé a continuar impacientemente.

— No podemos obligarla a venir. Su vida no corre peligro ahora mismo y su diagnóstico no es lo suficientemente grave como para poder decidir por usted— finalizó entre dientes.

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