Anthony Lockwood
George y yo bajábamos las escaleras que daban al sótano mientras seguíamos escuchando los gritos de Lucy, rogando porque Dianne se detuviera. Ninguno podíamos imaginar lo que estaría sucediendo allí abajo.
— ¿Pero qué demonios?— mi amigo había sido el primero en llegar a la planta inferior y poder ver de qué se trataba todo.
Cuando yo llegué tres segundos después tampoco creía lo que estaban viendo mis ojos.
— Dianne, ¿se puede saber que estás haciendo?— cuestioné con sorpresa y angustia destilando en mi voz.
No respondió. Mientras tanto, Lucy seguía gritando a la castaña y trataba de entorpecer su tarea. George y yo estábamos demasiado confusos para movernos.
— Lucy, apártate o te aparto yo— amenazó la de ojos grises mientras intentaba recoger lo que la otra había tirado.— Lo digo enserio.
Dado que la morena se negaba a moverse, la otra la empujó hasta tirarla sobre la cama. A su lado, reposaba un petate y una maleta abiertos, ambos casi llenos hasta los topes. La habitación estaba salpicada por la ropa y las cosas de Dianne que su amiga había estado sacando y tirando, impidiendo que ella pudiera hacer su equipaje.
— ¿Es que vas a alguna parte? — cuestioné de brazos cruzados. Estaba empezando a hartarme.
De nuevo me ignoró, por lo que solté un bufido exasperado y me acerqué a ella, tomándole del brazo para que se girara a mirarme. Se dió la vuelta furiosa y me dió un fuerte tirón en el brazo que la sujetaba, alejándome de ella. Sentí mi hombro arder.
— No te debo ninguna maldita explicación, Lockwood. ¡No te debo NADA!— gritó y pude ver el fuego en sus ojos.
Estaba completamente impactado por su actitud. A pesar de que hubiéramos tenido más discusiones que conversaciones civilizadas, nunca habría imaginado que ella actuaría así en algún momento.
Cerró la maleta tomó sus cosas mientras apartaba con los bultos a Lucy y a George, que por fin se movió de su lugar. Se iba. Se marchaba y yo no sabía por qué.
Salí corriendo y me interpuse entre ella y las escaleras, subido al primer escalón. No podría pasar sin que yo le dejara hacerlo.
—¡Basta! ¡Dime qué demonios te pasa, Crimson!— exclamé con voz ronca.
Su respiración se aceleró y por un momento vi en su mirada el deseo de empujarme y subir las escaleras pasando sobre mi cuerpo, pisoteándolo en el proceso.
— Pasa que eres un maldito malnacido y que eres incapaz de seguir una puta orden.— Sabía que estaba tratando de contener su ira.— Pasa, que a pesar de todo siempre soy yo la que paga las consecuencias de tus estúpidas decisiones irresponsables. Pasa, que eres un niñato insensato y acabas de quitarme lo último que me quedaba... Enhorabuena, Lockwood. Espero que estés orgulloso.
Me tomó de la corbata y me tiró escaleras abajo, empujándome contra la pared del hall de subida y pasando por delante de mí, ascendiendo hasta la cocina sin más obstáculos.
Escuché a George gritar su nombre mientras la perseguía junto a Lucy. Yo quería subir, deseaba ir tras ella. Pero no tuve el valor de hacerlo. Sus palabras se clavaron como dagas en mi pecho. Me había echado en cara todo lo que había hecho mal desde que llegó, me había dejado saber la poca estima y respeto que me tenía. Y todo eso, me lo había buscado yo solo.
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Dianne Crimson
Necesitaba un taxi. Un taxi que me llevará a la estación de tren o al aeropuerto, me daba absolutamente igual. Debía irme lejos de Londres, lejos de Gran Bretaña... Ellos sabían que yo estaba viva.
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EMPATH •| Lockwood & co |• → Anthony Lockwood ←
Fiksi PenggemarDianne Crimson no estaba preparada para afrontar la vida que le esperaba sin su familia, tampoco estaba preparada para abandonar Glastonbury, su hogar. La vida no avisa antes de ponerte una piedra en el camino, pero en este caso se había abierto un...