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•|CAPÍTULO IX|•

Dianne Crimson

Escuchaba a Lockwood y Lucy discutir en la cocina mientras apretaba el puente de mi nariz tratando de frenar el dolor de cabeza que estaba comenzando a azotarme con fiereza.

- Por fin tenemos un caso y, ¿quieres dejar a Karim tirado? - interrogó la morena mientras trataba de convencerle de que aquello estaba mal.

- Está tardando demasiado, Luce -explicó con cansancio el chico mientras terminaba de comer lo que se había puesto de almuerzo.- Hemos quedado a las seis menos cuarto con la señora Hope.

Observé cómo el joven se levantaba sacudiendo las migas que habían quedado acumuladas en su pecho y se acercaba a mí para dejar el plato dentro del fregadero que se encontraba a mi espalda.

- Si George no ha vuelto es porque seguramente ha encontrado algo más allá de lo que sabemos.- Mi intervención hizo que ambos de girarán en mi dirección una con una sonrisa agradecida y otro con una mirada de cabreo.- Si nos vamos ahora y resulta que no tenemos toda la información real a nuestra disposición, estaríamos poniéndonos en peligro gratuitamente.

La otra chica se giró hacia el "jefe" regalándole un gesto que dejaba claro que estaba de acuerdo conmigo. Pronto empezaron a discutir de nuevo.

- ¿No estabas tan desesperada porque tuviéramos un caso? ¡Pues aquí está, Lucy! - exclamó Lockwood mientras bajaba al sótano con la morena detrás tratando de convencerlo.

Cuando volvieron a subir unos minutos después iban cargados con un par de bolsas llenas de equipo.

- ¡Nos vamos ahora!- La orden del dueño de la empresa fue clara y severa.

Mientras el chico iba en dirección a la puerta la menor me miró con temor y arrepentimiento.

- No puedo dejar que vaya solo... Este es mi primer caso aquí y me niego a perdérmelo...- murmuró tan bajito que estuve a punto de no oírla.

- Hacer una misión de campo sin una investigación minuciosa es una temeridad y dejar atrás a un compañero de esta manera es algo realmente egoista - sentencié con dureza mientras me cruzaba de brazos.

Lucy bajó la mirada y cuando escuchó el sonido de los estoques siendo recogidos en la entrada, volvió a mirarme con súplica.

- Dianne, tu eres una profesional.- Su adulación no bastaría para convencerme.- Por favor, si tu vienes con nosotros me sentiré más segura.

Suspiré llevando la vista al techo de la cocina. Todo trabajo llevaba un protocolo y una serie de pasos a seguir para que tuviera éxito y, aunque en aquel momento Lockwood se lo estuviera pasando por el forro de los cojones, me había encariñado lo suficiente con Lucy como para no dejar que se fuera a una misión suicida con un estúpido niñato égocentrico como él.

• • •

- No entiendo que haces aquí.

La voz de Lockwood me hizo darme la vuelta para encararlo.

Habíamos llegado a la casa de la señora Hope antes de que oscureciera. Durante todo el camino él me había ignorado y yo m había mantenido al margen. Cuando hablaron con la dueña de la casa yo no dije nada. Cuando entramos y tanto él como Lucy encontraron un fuerte rastro con ambos de sus sentidos, yo me mantuve al margen. Ahora él se dirigía claramente a mí y no podía ignorarlo.

- No estoy aquí por gusto- aclaré mientras bebía de la taza de té que mi amiga había preparado en la cocina de los Hope.- Estoy para cuidar de Lucy.

- Y entonces yo, ¿qué soy? - Cuestionó con un duro tono de sarcasmo manchando su voz.- ¿Te crees que soy un puto novato incapaz de cuidar de ella?

Lo miré enarcando una ceja. Él sabía perfectamente lo que opinaba y no iba a darle el gusto de responder pero con una mirada le dejé muy claro mi punto de vista. Él me observó furioso antes de que me diera la vuelta para continuar revisando el formulario que la señora Hope nos había entregado. Al menos tendríamos eso.