Où, teignant tout à coup les bleuités, délires
Et rhythmes lents sous les rutilements du jour,
Plus fortes que l'alcool, plus vastes que nos lyres,
Fermentent les rousseurs amères de l'amour.El tibio viento de principios de marzo besa su piel con su perpetuo movimiento. Sus delicadas pestañas sobre sus ojos cerrados tiemblan por el acuno de la suave brisa bajo el añejo eucalipto donde descansa en el jardín, cercano al Palacio de los Árboles. Es siempre preferible el contacto con el verde antes que el patio de cemento. Es tranquilo y solitario, y puede olvidarse de todo por un rato en este lugar. Su cabeza se inclina levemente hacia su derecha, sentado en el banco de madera y hierro forjado mientras algunas golondrinas que pronto emigrarán, revolotean y cantan en el prístino cielo azul. Sus manos reposan sobre dos libros que retiró de la Biblioteca. Uno sobre árboles. El otro sobre contabilidad avanzada.
¡Click!
El extraño sonido saca a Pablo de su letárgico estado. No muy lejos del banco donde está sentado, dos muchachos ríen mientras uno sostiene una cámara de fotos. Las ha visto antes, las famosas cámaras con rollo de treinta y cinco milímetros aunque nunca jamás una en funcionamiento porque sinceramente no le interesan demasiado esas cosas. Pero el hecho de que le saquen una instantánea sin su consentimiento lo pone de mal humor. "Oigan, ustedes ¿qué hacen?"
"Ah ¿esto?" pregunta el joven que sostiene el compacto aparato. Es un muchacho de hombros anchos, cejas tupidas y sonrisa encantadora. "Somos de la gacetilla universitaria. Estábamos probando este modelo nuevo. No te preocupes, no la vamos a publicar, Pablo."
El joven frunce el ceño. "¿Cómo sabés mi nombre?"
Su compañero, un estudiante con el corbatín mal anudado, pelo corto y dientes relucientes, responde. "A esta altura todos lo saben."
Aimar no responde al comentario. Su maldita fama por el bendito consejo estudiantil le ha valido un cierto 'renombre' en toda la Facultad y de repente se estremece al considerar que tal vez el cuerpo docente lo resienta por justamente este tema. El consejo estudiantil es la organización de más autoridad dentro del ámbito educativo y por supuesto, son los alumnos de más confianza y prestigio. Si su nombre se relaciona negativamente con ellos, nada bueno saldrá. Decide evitar el tema. Instintivamente, como protegiendo su intimidad, lleva sus libros hacia su pecho, dejando al descubierto la contratapa de uno.
"¿Árboles argentinos? Pensé que no te interesaba la oferta," comenta el primero, refiriéndose a uno de los ejemplares en las manos de Pablo. Se acerca con su cámara Leica, flamante, en mano. "Perdón, mi nombre es Rodrigo. Rodrigo De Paul Leloir," se presenta.
"Enzo Fernández Elía," agrega el otro, asintiendo con su cabeza.
Pablo responde con un gesto similar y no se molesta en darles su nombre. "¿Y qué tiene que ver este libro con que acepte o...?"
"¿Para qué querría alguien un libro sobre árboles si estudia la carrera de contabilidad?" inquiere Rodrigo, sonriéndole de costado. "El Genus Myrtaceae es el eucalipto ¿lo sabías? Bueno... aunque por lo que veo," dice, elevando su vista al árbol detrás de Pablo. "Veo que te estás familiarizando."
"No es para mí, lo pedí para mi madre." Mentira.
"¿Tu madre se interesa por las ciencias botánicas?" pregunta Enzo, levantando sus perfectamente marcadas cejas.
"No. Digo, sí. Un poco." Pablo baja los libros para tapar el de abajo con su libro de estudio. Su disgusto por el tema del consejo estudiantil, sumado a los pensamientos intrusivos de ayer en el cine y ahora estos dos leyéndolo abiertamente, hacen poco por mejorar su humor. Intenta desviar la conversación para evitar más problemas con el resto del cuerpo estudiantil. "¿Van a cubrir la conferencia de Einstein?"
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La Eternidad (Scaloni x Aimar)
FanfictionPablo César Aimar Giordano es un hijo de hacendados, quien en 1925 regresa de España para comenzar sus estudios universitarios en su país, Argentina. Pero la universidad privada a la que asiste, mantiene un sistema de hermandad único que abrirá la p...