La voix de la pensée est-elle plus qu'un rêve?
Si l'homme naît si tôt, si la vie est si brève,
D'où vient-il ?El palacio ubicado en calle Florida entre Lavalle y Tucumán se levanta imponente frente a sus ojos. El joven Aimar observa el conjunto escultórico de la representación de la Gloria con una corona de laureles en su mano, mientras los ángeles reposan a sus pies en la fachada de la sede del Jockey Club Argentino. Lugar emblemático de la elite porteña. Pablo, Walter y Roberto pasan las cuatro columnas dóricas de la entrada para ingresar al imponente vestíbulo. Más columnas se alzan infinitas rodeando una magnífica escalera de mármol alfombrada que desemboca a un descanso al centro con la esbelta figura de Diana Cazadora, del escultor Alexandre Falguière. Pablo estudia sus delicadas curvas de mármol blanco, la belleza de sus senos desnudos y sus brazos a lo alto, apuntando con su arco hacia su blanco en los cielos.
Los tres amigos caminan muy lentamente para observar los detalles de la fastuosa decoración. Todo fue obra de su primer presidente, Carlos Pellegrini en conjunto con la ayuda del escritor Miguel Cané, quien, desde Francia, enviaba todo el mobiliario que consideró pertinente. Pablo apunta con un dedo, indiscretamente, a 'La Boda', un boceto a lápiz del mismísimo Goya sobre una de las paredes, y luego un retrato al óleo para Antonio de Porcel, por el mismo pintor. Mientras suben las escaleras al primer piso, observan grandes obras de Sorolla y Monet como así también de artistas locales como Sívori y Quinquela Martín.
Pero lo que más llama la atención del joven Aimar, son los imponentes caballos de Fernando Fader, pastando libres por los campos argentinos, en un lienzo de más de tres metros de ancho por uno y medio de alto. La inmensidad del cuadro abruma a Pablo, haciéndolo sentir tan pequeño como una miga de pan flotando en el mar. Se aproxima y traza con sus dedos suspendidos en el aire las pinceladas que definen la musculatura del cuello del caballo blanco, central en la obra 'La Tropilla.' Queda hipnotizado por su belleza, diferenciándose de los demás equinos por su color y porte. La escena le recuerda mucho a sus tardes en la estancia de su padre en Córdoba. Pablo deja caer su mano, recordando con nostalgia su tierra querida.
"Vamos, Pablo."
Walter lo trae de vuelta a la realidad y el joven acelera el paso hasta encontrarse con sus amigos. Al llegar al primer piso, le preguntan a un miembro del club sobre dónde pueden encontrar a Lionel Scaloni Lasala.
"Ah, el joven Lionel. En la Sala de Armas, practicando esgrima, estimo. Como todos los sábados."
Los muchachos se miran entre sí y le agradecen, no sin antes consultarle sobre dónde queda el famoso salón. El caballero les indica apuntando con un dedo la puerta y continúan camino.
¿Esgrima? Es un deporte que no mucha gente practica, con excepción de la casta militar. Obviamente es una actividad relacionada a la alta sociedad y no le sorprende demasiado que Scaloni tome clases junto a otros señoritos de alta cuna. Cuando ingresan al amplio salón, Pablo busca al joven en cuestión, pero entre los alumnos que no llevan la máscara protectora, ninguno se asemeja al mayor.
La Sala de Armas tiene un cierto aire de solemnidad. Las tres ventanas que dan a la calle se encuentran abiertas, dejando pasa el aire para refrescar el ambiente. La majestuosa araña francesa de tulipas que cuelga del techo se encuentra apagada, ya que la luz natural es más que suficiente. Sobre las paredes, dos círculos con decenas de espadas y floretes apuntando hacia el centro dominan la escena central, rodeadas por varios platos conmemorativos de distintos torneos. En una esquina, una vitrina con trofeos y fotos.
Dos contrincantes se trenzan en combate en el centro. El más alto ataca con el florete al pecho de su oponente quien con rápidos pasos hacia atrás evade los embistes. El contraataque no se hace esperar y las espadas de acero templado resuenan en el silencio de la sala. El más bajo se inclina y apunta al peto del otro, quien rápidamente gira su florete en ciento ochenta grados y desarma al oponente. En un abrir y cerrar de ojos, la punta del arma se encuentra en la barbilla del más bajo. El árbitro levanta su mano derecha, otorgándole el punto al espadachín más alto. Todos aplauden. El ganador se quita la careta con malla metálica y sacude su corto pelo húmedo de transpiración.
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La Eternidad (Scaloni x Aimar)
FanfictionPablo César Aimar Giordano es un hijo de hacendados, quien en 1925 regresa de España para comenzar sus estudios universitarios en su país, Argentina. Pero la universidad privada a la que asiste, mantiene un sistema de hermandad único que abrirá la p...