Capítulo 16

188 24 19
                                    


Trigger warning: Muerte de un personaje.

-------------------------------------------------------------------

Sois donc le crieur du devoir,
Ô notre funèbre oiseau noir!

El largo y sentido abrazo antes de subirse al coche, deja en Pablo la calidez de los brazos de Lionel en su cuerpo. Ojos cerrados, labios pintados de una dulcísima sonrisa y el pecho lleno de paz. Secretos revelados que ahora pueden compartir tranquilamente sin miedos ni malentendidos. Por su parte, Scaloni murmura palabras tranquilizantes en el oído de Aimar. El joven asiente y finalmente deja la mansión para volver a su hogar, junto a sus padres y hermanos.

Lionel observa el auto alejarse por la calle adoquinada. Su espalda se siente mucho más liviana. El sábado es tranquilo, tendría que aprovechar para hacer un par de cosas antes del Domingo de Resurrección. Eso le recuerda que aún no le contestó nada a Ángel sobre la idea del concurso literario. Tienen que aprovechar el máximo posible este tiempo muerto que tienen en la semana para poder concretar sus proyectos con éxito.

El joven regresa a la casa y toma el auricular del teléfono adosado a la pared de la Sala de Estar. Lionel gira la manivela de la caja de madera accionando el dínamo, para generar la electricidad que permita conectarlo con la central telefónica. Del otro lado de la ciudad, una telefonista inserta una clavija en la línea correspondiente a los Scaloni Lasala.

"Operadora," responde la mujer.

"Buenos días. Con el 64, por favor. Los Di María Illia," pide Lionel, esperando la llamada.

"Un momento, por favor."

El muchacho espera en línea, sosteniendo el auricular y tarareando la pieza de piano que compuso para Pablo y tocó antes de ayer. Los recuerdos de aquella tarde y ese beso lo elevan al edén. La suavidad de sus labios sobre su piel, lo cerca que estuvieron de unir sus bocas y concretar físicamente lo que ambos anhelan. Por varios motivos no se pudo dar aún, pero la próxima vez no dudará. Lo besará, le confesará su amor y...

"Le paso con el número," interrumpe la operadora.

"¡Hola Ángel! Soy Lionel, mirá quería... sab-... saber si..."

Del otro lado de la línea se escuchan llantos. Gritos. Golpes sobre algo compacto y alaridos. Alguien solloza contra el auricular de la casa Di María y desde el fondo se escucha la voz del padre gritándole a la persona que atiende, que corte la llamada.

"¿Hola? ¡Hola! ¿Qué pasa? ¡HOLA!" grita Lionel, desesperado.

"¡Ni-niño Lionel...!"

La voz es de Amanda, la ama de llaves de la casa Di María Illia. Lionel la reconoce a pesar de su tono quebrado y el bullicio del fondo.

"¿Qué pasa, Amanda? ¿Qué está pasando?" insiste Scaloni, sintiendo una presión en el pecho.

"El Niño Ángel... el... el..."

"¡PERO, QUÉ PASÓ, MUJER!" grita Lionel, ya sin poder controlarse.

"Una bomba. El..." La mujer no puede parar de llorar. Su respiración entrecortada dificulta el relato. "El Niño... estaba con amigos... metieron una bomba y..." De fondo se escuchan los gritos crudos de la madre de Ángel. "El Niño Ángel murió." Amanda larga el llanto, mientras Lionel comienza a temblar descontroladamente, sosteniendo el auricular con ambas manos, apretando el aparato con furia. "Perdone Niño Lionel, tengo que dejarlo, la familia me necesita."

La llamada termina ahí. Del otro lado, la operadora le pregunta si desea realizar otra comunicación y Lionel atina a balbucear la casa de Diego. Cuando finalmente atiende el Racine Myrtaceae, Scaloni apenas si puede hablar.

La Eternidad (Scaloni x Aimar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora