Capítulo 21

182 23 8
                                    


Ô buffet du vieux temps, tu sais bien des histoires,
Et tu voudrais conter tes contes, et tu bruis
Quand s'ouvrent lentement tes grandes portes noires.

Diecinueve años.

La fecha pasaría como un día más en cualquier otro momento, pero desde aquella mañana en el Esteban Echeverría, nada de lo que suceda del año en curso se presenta como un hecho trivial. Todo lo acontecido es guardado cuidadosamente en el alhajero de su corazón. Cada recuerdo es atesorado. Cada aroma, sensación y mirada, algo distintivo del especial momento que atraviesa junto a Lionel. Es noviembre y el cumpleaños de Pablo arranca con un almuerzo en la Quinta de los Aimar junto a sus amigos más cercanos, incluyendo al Consejo Estudiantil. La mayoría le regala libros, muchos de los cuales ya tiene, pero guarda de todas formas. Scaloni le regala una copia de Poesías Completas de Rimbaud, lo cual le sorprende porque pensó que tal vez pensaría en algo más original. De todas formas, la dedicatoria es, por supuesto, lo más valioso.

Por muchos años más juntos.
Y mil vidas para volver a encontrarnos.

Lionel Scaloni Lasala
3 de noviembre, 1925

Luego del almuerzo, los muchachos deciden salir de farra por el centro y finalmente, visitar El Armenonville, con previa autorización de sus padres. El ambiente ya no es lo mismo que antes. Ahora el viejo cabaret es un lugar 'decente' en donde el tango se ha convertido en algo popular con sus letras de amor y desengaño, y sus refinados pasos de salón. Pero cada tanto, alguien recuerda los orígenes del baile y le saca viruta al piso.

Esa noche no es la excepción.

La mayoría de los jóvenes encuentra pareja para el baile, salvo el caso de Diego que ya está comprometido y no quiere problemas de chusmerío barato. Lionel y Pablo se miran a los ojos y sonríen. Scaloni se pone de pie y toma la mano del menor, llevándolo hacia la pista. Suenan los compases de 'Aquella Noche' en la orquesta y la pareja no deja de mirarse a medida que el más alto guía el baile, tomando fuertemente a Aimar por la cintura. Simplemente olvidan en dónde están y quién está mirando. Juntan sus mejillas de lados opuestos y giran sin parar junto a las demás parejas en la pista.

Sentados en una mesa, Lautaro y Diego charlan de todo un poco mientras los más jóvenes intentan sacarles conversación a algunas muchachitas sin demasiado éxito.

Termina el tango y las parejas se retiran a descansar, dándole lugar a otras. Lionel arrastra a Pablo fuera del salón tomándolo de la muñeca y el jovencito no protesta, imaginándose cuáles son los planes de su novio.

Rodean la gran casona y encuentran un lugar apenas iluminado por los destellos de una ventana cercana. Tienen que tener mucho cuidado para evitar otras parejas cercanas que ya se encuentran a los besos intensos para que no los delaten.

Tras un frondoso jacarandá, Scaloni rodea con sus brazos al cumpleañero y procede a besarlo. Pablo sonríe contra sus labios mientras sus dígitos se elevan para acariciar sus marcados pómulos, amando la sensación de su piel bajo sus dedos. Casi podría describir de memoria su rostro, de tantas veces que lo ha observado con detenimiento. Conoce cada mueca, cada pequeña cicatriz y lunar. El mayor interrumpe el intercambio para besar su mejilla y aproximarse a su oído.

"Feliz cumpleaños, amor de mi vida."

El pecho de Aimar se inflama de amor. Cierra los ojos y esconde su rostro en el cuello de su compañero, siempre hambriento por su calor. "Gracias."

"Ahora, el verdadero regalo."

Pablo frunce el ceño, confundido y se aleja un poco, dejando que Lionel lo suelte para meter su mano en el bolsillo interno de su saco. Una pequeña caja se abre ante sus ojos y dos resplandecientes anillos de oro brillan en la media luz del enorme jardín en donde se ubica la catedral del tango. "Qué..."

La Eternidad (Scaloni x Aimar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora