XV 🔞 ⚠

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🔞⚠ CAPÍTULO 15:
Límites Rotos.



ᴬᵈᵛᵉᵗᵉⁿᶜⁱᵃ

Este capítulo contiene contenido adulto, explícito y perturbador. Se describen situaciones de violencia sexual, agresión física y verbal. Se recomienda discreción y madurez al lector.


El alfa lo aplastó contra la cama. Su Jin sintió cómo sus mejillas se hundían en las sábanas, sintiendo la textura áspera contra su piel. La voz de Alekzandr se oía muy cerca de su oreja: —¿Él te parece mejor que yo, omega de mierda?

El aliento caliente del alfa se deslizó hasta su cuello, la marca de Mikhail allí reposaba. Fue como si Alekzandr viera en esa cicatriz una afrenta personal. Sin pensarlo dos veces, hundió los dientes en el lugar con una fuerza calculada y brutal, desgarrando la piel, dejando una herida que goteaba sangre. Su Jin se estremeció, sintió como si le arrancaran la carne de cuajo. Trató de levantar la cabeza, de girarse, pero Alekzandr lo mantuvo inmóvil, una mano en su nuca. Su Jin sintió el pene del alfa rozando y empujando contra su trasero. Era tan abrumador que su instinto de supervivencia se activó. Sin pensarlo, sin dudarlo, alzó el codo y lo hundió en la mandíbula del alfa. Sintió el crujido de hueso y cartílago. Alekzandr retrocedió, soltando una maldición mientras llevaba una mano a su mandíbula. Su Jin no perdió tiempo. Con el cuerpo aún tembloroso, luchando contra el vértigo se lanzó hacia la puerta. Pero antes de que pudiera siquiera alejarse unos pasos, sintió un tirón brutal en la parte trasera de su ropa. Alekzandr lo había atrapado, un tirón violento que lo arrastró de nuevo hacia la cama, donde aterrizó con un golpe seco. Apenas tuvo tiempo de recomponerse antes de que él se subiera encima suyo y le sujetara las muñecas, las alzó por encima de su cabeza con una sola mano, apretando con tanta fuerza que sintió cómo la circulación se le cortaba.


El chico se revolvió con todas sus fuerzas, sus brazos empezaron a temblar por el esfuerzo de liberarse de Alekzandr. Peleaba con toda la fuerza que tenía. El colchón crujía bajo ellos con cada movimiento forzado. Entonces sintió el golpe. La bofetada rápida que le hizo voltear el rostro al instante. Su mejilla latía, quemaba y ardía, podía sentir que le había dejado estampado los dedos en la cara, sus oídos zumbaban.

Sentía el peso aplastante de Alekzandr hundiéndolo contra el colchón. Su Jin intentó cerrar las piernas, pero fue inútil; con un simple ajuste, Alekzandr forzó sus rodillas a separarse de nuevo, manteniendo sus piernas abiertas con una facilidad humillante. La piel de Su Jin comenzaba a enrojecerse por el forcejeo, sus costillas presionadas, se estaba cansando.

Alekzandr le alejó las manos que intentaban empujarlo. El antebrazo del alfa se plantó con brutalidad sobre su garganta, cortándole el aliento de manera inmediata. Las manos de Sujin volaron hacia el brazo de Alekzandr, intentando empujarlo, pero el alfa se lo impidió, hundiéndose más en su piel, con fuerza.  

Sus manos temblorosas, buscaron hacer lo único que podían: lastimarlo. Las manos del Omega volaron hacia el rostro de Alekzandr, empujando con toda su fuerza su mentón hacia atrás. Sus uñas encontraron la piel de Alekzandr. Empezó a rasguñar, primero con movimientos torpes, sin precisión, pero luego, impulsado por el pánico, las uñas de Su Jin se clavaron con más fuerza, abriendo pequeños surcos con sangre en la piel del alfa.

Alekzandr no reaccionó de inmediato. Y el Omega obtuvo la reacción contraria a la esperada. El aire se detuvo completamente. El peso de Alekzandr se volvió más insoportable. Sus pulmones estaban vacíos. Pensó que iba a morir. Pero en el último segundo, Alekzandr se alejó. El aire volvió de golpe a los pulmones del Omega, rasgando su garganta con dolor. Tosió, desesperado, llenando su cuerpo con el oxígeno que había estado rogando.

Cautivos del Destino. (YAOI | TÓXICO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora