XVII

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CAPÍTULO 17: Incorrecto.

Metía frenéticamente sus pertenencias en la maleta. Juró que no volvería a permitir que alguien lo tratara así.

Cada prenda de ropa, cada recuerdo, era arrojado con violencia dentro de la maleta, quiere liberarse de todo ese tormento de una vez por todas.

Había perdido: su dignidad, su confianza, su ilusión. Pero no iba a permitir que Alexander lo destruyera por completo. Con manos temblorosas, agarró sus documentos, su pasaporte, su dinero, y los arrojó dentro de la maleta con un gesto brusco.

Su mente estaba llena de pensamientos tumultuosos, de deseos de escapar de aquel infierno que había sido su vida en los últimos momentos. No podía soportar ni un segundo más en aquel lugar, con aquel hombre que lo había violado y humillado sin piedad.

Con lágrimas en los ojos y el corazón hecho pedazos, cerró la maleta con un golpe y la agarró con determinación. Miró alrededor de la habitación una última vez, como despidiéndose de un lugar que alguna vez había sido su hogar.

Sin mirar atrás, se dirigió hacia la puerta con paso firme. Estaba decidido a dejar todo atrás y comenzar de nuevo, lejos de aquel infierno que Alexander quería hacer con su vida.

Su-Jin descendió las escaleras con la maleta en mano. Al llegar al pie de las escaleras, se detuvo abruptamente al encontrarse con Dariya, esa mujer que había presenciado parte de su tormento y que, sin embargo, no había hecho nada para ayudarlo.

Su mirada se encontró con la de ella, y en ese instante, Su-Jin pudo ver la indiferencia en los ojos de Dariya. No había rastro de compasión ni de remordimiento por lo que había presenciado. Era como si fuera una espectadora fría y distante en lugar de una persona que debería haber intervenido.

Su-Jin apretó los puños con rabia, sintiendo la injusticia de la situación. ¿Cómo podía alguien ser tan insensible ante el sufrimiento de otro ser humano? ¿Cómo podía simplemente quedarse de pie y observar mientras él era sometido a tal humillación y violencia?

A pesar de su ira y su dolor, Su-Jin no pudo evitar sentir un atisbo de decepción. Había confiado en Dariya, había creído que era su amiga, pero ahora se daba cuenta de que había estado equivocado todo el tiempo.

Con determinación en sus pasos, Su-Jin pasó junto a Dariya sin decir una palabra. No quería mirarla ni dirigirle la palabra. Ya había sufrido suficiente con la traición de Alexander; no necesitaba la indiferencia de otra persona que supuestamente debería haber estado de su lado.

Dariya frunció el ceño. "¿A dónde vas?" preguntó.

Su-Jin sintió el agarre firme de Dariya en su brazo, deteniendo su avance hacia la puerta. Se giró lentamente para enfrentarla, su mirada reflejando su dolor y resentimiento.

"¿A dónde voy?" repitió Su-Jin, su voz temblorosa con la emoción contenida. "Me largo de aquí, Dariya. No puedo quedarme en este lugar después de lo que pasó".

Dariya lo miró con frialdad, como si la situación no fuera de su incumbencia. "No puedes irte así como así", dijo con desdén. "Alekzandr no estaría contento si te vas".

"¿Alexander?" Su-Jin estalló, la incredulidad colmando su voz. "¡Él es la razón por la que me voy! ¿No lo viste? ¿No escuchaste lo que me dijo?"

Dariya se encogió de hombros, como si restara importancia a las palabras de Su-Jin. "Él a veces puede ser un poco duro", dijo con indiferencia. "Pero es tu alfa, debes obedecer".

Cautivos del Destino. (YAOI | TÓXICO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora