XVI

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CAPÍTULO 16:
Desgarrador.

Siente como si su garganta estuviera aprisionada por un puño invisible.

El dolor en su pecho es tan agudo, tan punzante, que desearía poder arrancarse el corazón del pecho y lanzarlo lejos, para así poner fin a la agonía que lo consume desde dentro.

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Papá decía que el corazón no puede romperse.

Era mentira.

Puedo sentir mi corazón siendo destrozado en mil pedazos.







Se muerde el labio con fuerza, sintiendo la piel sensible ceder bajo la presión de sus dientes, pero incluso el dolor físico es insignificante en comparación con el dolor en el alma.

El joven ha experimentado el dolor en innumerables formas a lo largo de su vida, pero nada se compara con la agonía que lo consume en este momento.

La bofetada que recibió arde en su mejilla, dejó una marca roja y dolorosa. Sus ojos están hinchados y enrojecidos por el llanto desenfrenado.

Hay... Un dolor más profundo, más íntimo, reside en el centro de su ser, donde el alfa lo ha penetrado por primera vez. Es una sensación extraña, desconcertante, que le hace desear poder arrancarse la piel y escapar del cuerpo que fue traicionado de esta manera.

Continúa mordiendo el labio con fuerza para contener los sollozos que amenazan con escaparse, lo hace con tanta intensidad que su boca se llena de un sabor metálico, de su sangre.

El corazón de Su-Jin se aceleró cuando escuchó los pasos acercándose, su respiración se volvió superficial y agitada.

Se cubrió todo el cuerpo con las sábanas, era su única protección. Se encogió en el centro de la cama, sus ojos fijos en la puerta. El sonido de la cerradura abriéndose aumentó la intensidad de su miedo. La apertura de la puerta reveló la figura alta y esbelta de Dariya.

Sus ojos se encontraron por un breve momento, pero en ese instante, todo el miedo y la angustia que había estado sintiendo parecían multiplicarse.

Su mente estaba llena de dudas, preguntándose si ella sabía lo que había sucedido, si podía ver el dolor y el sufrimiento grabados en cada rincón de su ser. Se sentía expuesto ante su mirada, como si pudiera ver a través de él y descubrir todo lo sucedido.

El simple hecho de verla allí, al otro lado de la puerta, le recordaba lo frágil que era su situación, lo fácil que sería para alguien más descubrir su dolor y su vergüenza. Se sintió como si estuviera desnudo ante ella, sin defensas ni excusas para protegerse del juicio implacable de sus ojos.

Su corazón latía con fuerza en su pecho, su respiración agitada mientras luchaba por controlar su miedo. Quería gritarle que se fuera, que no quería que lo viera en ese estado tan deplorable, pero las palabras se atascaron en su garganta. Porque sabía que en su interior, quería sentir el calor de otra persona a su lado, para saber que no estaba completamente solo.

...



Cuando alguien ve a otra persona en un estado de pánico, dolor y necesitado de ayuda, algunas acciones racionales que podría, un ser humano consciente, tomar incluyen:

Acercarte, escuchar, preguntar.

Aún más si aquella persona es a alguien que aprecias, a quien dices estimar.

Cautivos del Destino. (YAOI | TÓXICO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora