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𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 10
Sᥱძᥙᥴᥴі᥆́ᥒ | 2𝒹𝒶 𝓅𝒶𝓇𝓉𝑒


El Maserati avanzaba suavemente por las calles iluminadas de la ciudad. Alekzandr conducía con una mano en el volante y la otra descansando en su muslo, en completa serenidad. Así llegaron al restaurante. El Alpha salió del coche primero y procedió abriendo la puerta para su acompañante. Lo siguió hasta la cima del rascacielos donde el restaurante Imperial Rendezvous ofrecía una vista impresionante de la ciudad. La botella de vino sin alcohol fue presentada con pompa, y Su Jin lo observó beber con elegancia.

Después del almuerzo, él lo llevó a un jardín botánico. Era amplio, sus senderos serpenteaban entre las flores bajo la luna, al Omega le encantaba la fragancia dulce de los lirios.

Su Jin se entretuvo mirando las flores. Cuando se incorporó, notó que Alekzandr lo observaba en silencio.

"Sabía que te gustaría."

Su Jin le sonrió, casi incrédulo "¿Cómo lo sabías?" preguntó con suavidad. El alfa frunció levemente el ceño, pero su expresión era una mezcla de diversión "¿Ya lo olvidaste?" dijo con una sonrisa ligera. "Me lo dijiste hace una semana, en llamada."

Su Jin se rió. Él recordó aquel detalle, pequeño y casi insignificante. "Ah, es verdad..." admitió Su Jin, todavía riéndose suavemente. "Lo había olvidado."

Alekzandr lo observó, sin apartar la mirada, y de pronto, con una tranquilidad inquietante, cambió el tono de la conversación. "Mi madre amaba los lirios," confeso. "Tengo un jardín lleno de ellos, en la mansión." La voz de Alekzandr se había vuelto más baja. "Desde que ella murió, no he dejado que nadie entre allí. Ni siquiera mis hermanos."

El alfa no dejaba de mirarlo. "Pero si eres tú" dijo acercándose un poco. "No me molesta."

Su Jin sintió cómo su corazón se aceleraba, una reacción involuntaria que no podía controlar. Esos ojos lo miraban como si él fuera la única persona en el mundo que importaba en ese momento. Era imposible no sentirse halagado.

El omega no dijo nada. Solo le devolvió la sonrisa, débil y torpe. El beso lo tomó por sorpresa. Un segundo estaban mirándose, y al siguiente, los labios de Alekzandr habían rozado los suyos en un beso rápido, como un ladrón que se lo llevó sin pedir permiso.

Su Jin sintió un calor subiendo por su cuello, ruborizándose, mientras lo miraba con los ojos ligeramente abiertos, todavía procesando. Alekzandr simplemente sonrió, como si nada hubiera pasado, y le arregló el abrigo con un gesto suave y casual.

Era tan... Él... Tan...

"Vamos." le dijo. "Te voy a invitar a cenar." Su Jin, aún pasmado, sentía como si la gravedad hubiera cambiado de dirección bajo sus pies. Caminó casi sin pensar cuando Alekzandr lo giró suavemente y empezó a empujarlo hacia adelante, su mano en la espalda, marcando el ritmo.

"¿Comer otra vez?" dijo Su Jin, con una risita nerviosa.

Alekzandr, con su sonrisa encantadora, asintió. "Sí."

"Pero... No hace mucho que comimos."

Alekzandr lo miró de reojo y respondió "¿De qué hablas? Yo no comí nada."

"¿Cómo que no?" Su Jin se detuvo un segundo, mirándolo. "¡Si comiste!"

Alekzandr se rió con ganas. Con un ligero movimiento de cabeza, propuso: "Entonces vayamos a beber algo."
...

Cautivos del Destino. (YAOI | TÓXICO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora