Cautivos del Destino. (YAOI | TÓXICO)

𝐗𝐈 ⚠

⚠ 𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 11
ᴅᴇs-ᴄᴏɴᴛʀᴏʟ

⚠ᴬᵈᵛᵉᵗᵉⁿᶜⁱᵃ ᵈᵉ ᶜᵒᵗᵉⁿⁱᵈᵒ⚠

Tenía unas ojeras marcadas bajo sus ojos debido a la falta de sueño por una noche de reflexión.

Decidió enfrentar la situación de frente y hablar con su marido para resolver el problema juntos.

Con el corazón latiendo con fuerza en el pecho y los nervios a flor de piel, se preparó mentalmente para la conversación que tendría lugar. Sin embargo, al salir de su habitación, se dio cuenta de que Alexander no estaba en casa.

El tiempo pasó lentamente mientras el Omega esperaba ansioso alguna señal de vida de su marido. A medida que el sol alcanzaba su punto más alto en el cielo, la incertidumbre y la preocupación comenzaron a crecer en su mente.

¿Dónde estaba Alexander? ¿Estará bien?

Su-Jin sintió frustración al ver que Alexander no respondía a sus llamadas, y su preocupación se convirtió rápidamente en irritación cuando se dio cuenta de que, tras unos intentos más, el alfa apagó el celular.

...
¿Cómo podía estar tan terco como para apagar su teléfono solo porque estaba molesto por algo tan trivial como lo sucedido el día anterior?

Caminando de un lado a otro en la sala de estar, Su-Jin no podía evitar sentirse molesto por la actitud infantil de su esposo.

Finalmente tomó asiento. Si Alexander apagó el celular para no contestar, él debería estar fuera de peligro. Su-Jin esperó pacientemente en el comedor mientras el reloj avanzaba lentamente.

...

Tick -Tack

Tick -Tack

Tick -Tack

Tick -Tack

Habían pasado cinco horas desde que Alexander había salido.

Su-Jin había vuelto a intentar llamar a Alexander varias veces para avisarle que la comida estaba lista, pero él no contestó ninguna de las llamadas.

¿Estaba ocupado o simplemente quiere ignorarlo?

Justamente en ese instante, el Omega escuchó el sonido de la puerta siendo desbloqueado, su corazón comenzó a latir con fuerza, anticipando el encuentro con Alexander. Sin embargo, al sentir las feromonas del alfa llenando el aire, notó de inmediato su estado de ánimo.

Con un suspiro de resignación, Su-Jin se preparó para enfrentar lo que parecía ser una tormenta emocional por parte de su esposo... Pese a todo, se obligó a mantener la compostura y lo saludó con normalidad.

El alfa se quedó en silencio, entró al departamento, se quitó el abrigo, cambió sus zapatos, y dejó todas sus cosas en una mesa cerca a la puerta.

"Parece que has tenido un día largo...", dijo Su-Jin, intentando romper el hielo y ofrecer un gesto de amabilidad, a pesar de la actitud de la otra persona.

El alfa no respondió y pasó de largo, ignorando por completo a Su-Jin. La indiferencia de su esposo lo golpeó como un puñetazo en el estómago, y sintió una oleada de frustración y dolor ante su actitud despectiva.