𝐗𝐈𝐈 ⚠

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⚠  𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 12:
Veneno silencioso.

⚠ᴬᵈᵛᵉᵗᵉⁿᶜⁱᵃ ᵈᵉ ᶜᵒᵗᵉⁿⁱᵈᵒ⚠









Cuando lo ve, su corazón late con una intensidad que parece salirse de su pecho.

Aunque sabe que su amor es prácticamente imposible, ya sea por el estatus que los separa o por circunstancias complicadas, no puede evitar sentir un deseo profundo por él.

A pesar de las lágrimas que muchas veces amenazaban con empañar sus ojos al enfrentar la realidad de un amor no correspondido, ella se aferró a la esperanza de que algún día, de alguna manera, sus mundos puedan converger y puedan estar juntos.

Ella dice que su amor por él es real, es profundo, es desgarradoramente hermoso en su imposibilidad. Y aunque la realidad es cruel, ella siguió aferrándose a la esperanza de que algún día, contra todas las probabilidades, su amor sería correspondido.








Pero...

















Aquella fatídica jornada, vió partir a Alekzandr, el joven alfa que había atormentado sus pensamientos durante años, arrastrado por la sombra de la muerte de su madre. Su partida fue como un puñal en el corazón.

Cinco largos años transcurrieron en la oscuridad, mientras esperaba su retorno con una tristeza que la consumía desde adentro.

Pero, finalmente, él regresó.

La cruel realidad se reveló ante ella cuando supo que Alexander regresaba para sellar su destino con otra persona, para desposarse y sellar su unión en un acto de traición que cortó sus entrañas.

¿Quién era esa asquerosa y maldita mujer que se atrevía a estar junto a su hombre?

Sus ojos se abrieron de par en par al descubrir que en realidad, era el esposo, era un omega dominante, un hombre atractivo y joven...

Se miró en el espejo, tristemente. ¿Cómo podría competir con esa belleza, con esa piel impecable y esos ojos llenos de encanto? Sus puños se estrellaron contra el espejo, rompiendo el cristal.

.....

Dariya se movía como una sombra entre los pasillos de la mansión, su corazón martilleando en su pecho mientras la llave robada ardía en su mano. Había escuchado los murmullos entre las otras mujeres en la cocina, los rumores sobre el nuevo omega que había llegado, el esposo arreglado.

Se preocupó tanto, por nada.

Sabía que Alex solo se casaría por conveniencia, al igual que el patriarca de la familia.

La saliva le quemaba la boca mientras palpaba el frío acero en su bolsillo. El cuchillo estaba allí. Solo tenía que asestar un golpe al cuello del omega, y ni siquiera se inmutaría en su sueño. Moriría dormido, una bendición para él, un acto de misericordia.

Con manos temblorosas, Dariya insertó la llave en la cerradura y abrió la puerta lentamente. La luz de la luna se filtraba débilmente en la habitación, revelando la silueta abandonada del omega dormido. Sus ojos se posaron en él y sintió un miedo paralizante apoderarse de su ser.

Cautivos del Destino. (YAOI | TÓXICO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora