Han pasado cuatro meses desde que Luna y sus hermanos llegaron a Gig Habor. Este pequeño pueblo le ha traído alegrías y penas, ha sufrido mucho pero ha sido recompensada con buenos amigos y un amor puro y verdadero que lo puede todo... O quizá no. U...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El despertador me suena a las 9:30h y me levanto emocionado como un niño el día de Navidad. Mi chica no se espera la sorpresa que le tengo preparada y espero que le guste, tengo que animarla, necesito que vuelva a sonreír como siempre porque si ella está bien yo estaré bien. Luna me ha ayudado en muchos momentos en los últimos meses aunque ella no lo sepa, simplemente el verla sonreír por los pasillos del instituto, verla hacer locuras con mi hermana y dar clase con ella... Esperaba esos momentos con muchas ganas. Recuerdo aquel día que decoramos la clase con cosas de Halloween, la broma que le gastó a Justin me alegró el día que estaba teniendo. Necesito volver a verla así de viva.
Lo primero que hago es llamar a la pastelería y encargar el roscón, me dicen que ya no es temporada para hacerlo, al menos aquí en Estados Unidos, pero como conocen a mi madre me hacen el favor de hacerme uno pequeño que tendré listo en una hora y media. Así que aprovecho para darme una ducha, vestirme y bajar a tomarme un café.
— Buenos días hijo, que pronto te levantas hoy.
— Voy a darle una sorpresa a Luna. He encargado un roscón en la pastelería y voy a ir a pasar el día con ella — le digo emocionado.
— ¡Qué bien! Cuánto me alegro hijo, tengo ganas de verla, ¿por qué no la invitas mañana a venir a casa? Así nos ponemos al día.
— Mamá, hace pocos días que la viste, cinco para ser exactos.
— Ya hijo pero entiendeme, ha estado viviendo aquí y no verla durante cinco días para mí es mucho tiempo. Sabes que es como una hija y reconozco que la echo de menos. Verla por casa siempre con una sonrisa, siempre dispuesta a ayudar, esa chica está llena de vida y da gusto tener a una persona así en nuestras vidas.
Tiene toda la razón pero si la viera ahora se preocuparía mucho. Sé que intenta aparentar normalidad y sonreír para que no notemos que está mal pero sé que lo está, su sonrisa no es sincera y sus ojos no brillan como antes, están apagados y espero poder remediarlo, al menos por hoy.
— Por cierto mamá, quería preguntarte cuándo exactamente conociste a Ellie.
— Pues... La conocí hace un año, más o menos. Me dijo que llegó al pueblo después de Navidad y en el hospital la conocí en Abril, ¿por qué?
— Curiosidad.
— ¿Os cae bien?
— Sí, claro — ¿y esa pregunta? — ¿Por qué?
— Porque he estado pensando y a lo mejor le digo que venga de vez en cuando. Está muy sola y me da pena, la verdad. No tiene padres, tampoco marido ni hijos, nadie merece estar sola.
— A lo mejor lo está porque ella lo ha elegido.
— ¿Qué quieres decir?
— Pues que a lo mejor ella ha decidido estar sola, a lo mejor no quiere casarse y piensa que los hijos son una carga y por eso no ha querido tenerlos — debo relajarme un poco, como mi madre empiece a hacer preguntas va a notar que algo no va bien y es algo que no me corresponde a mí contar.
