Han pasado cuatro meses desde que Luna y sus hermanos llegaron a Gig Habor. Este pequeño pueblo le ha traído alegrías y penas, ha sufrido mucho pero ha sido recompensada con buenos amigos y un amor puro y verdadero que lo puede todo... O quizá no. U...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Me despiertan los rayos de sol que entran por la ventana. Luna está dormida a mi lado y está preciosa. Admiro su belleza y con suavidad acaricio sus mejillas y su pelo, no quiero despertarla pero no puedo evitarlo, necesito su contacto.
Me levanto con cuidado y me asomo a la ventana. Hace un día precioso, el sol brilla y se refleja en el lago, lo que hace el agua mucho más apetecible. La verdad es que me apetece muchísimo darme un baño.
Cierro la puerta despacio y bajo a la cocina. Anna, Christian y Justin ya están desayunando.
— Buenos días chicos — saludo.
— Buenos días — me responden.
— ¿Qué tal habéis dormido? — Me pregunta Anna.
— De maravilla. Hay tanta paz aquí que es imposible dormir mal. ¿Y tú?
— De lujo. ¿Tú has visto mi cama? Es enorme — dice riendo — porque el cuerpo me pedía café, si no me quedaba durmiendo.
Todos nos reímos ante ese comentario.
— ¿Luna sigue durmiendo? — Pregunta Justin.
— Sí.
— Ay, qué mono — dice Anna.
— ¿Qué pasa? — Pregunto curioso.
Anna y Justin se miran y sonríen.
— Se te ve tan enamorado — comenta Anna suspirando. — Es un gusto veros tan felices a todos.
— Tranquila, tú también encontrarás a tu príncipe azul — le anima Christian.
— No tengo prisa, estoy muy bien como estoy. Sí es cierto que hay veces que me dais un poco de envidia, pero es envidia sana, no penséis mal — explica.
— Seguro que en la universidad conoces a alguien — apunta Justin.
— No sé yo si los universitarios son una buena opción — todos la miramos y se encoge de hombros — no creo que encuentre a mi chico ideal en una fiesta.
— ¿Y por qué no? — Pregunta Justin. — Nosotros hemos ido a unas cuantas fiestas y somos normales.
— Bueno... Normales... ¡Es broma, es broma! — Comenta Anna riendo. — Vosotros sois únicos y especiales, y las fiestas universitarias están a otro nivel. No tengo yo muchas esperanzas de encontrar a mi príncipe azul entre fraternidades y chupitos.
— Siempre te quedará la biblioteca — puntualiza Christian.
— Oye, pues no es mala idea — Anna se ríe y nosotros la acompañamos.
Me sirvo una taza de café y preparo otra para subírsela a Luna.
— Hace un día precioso, ¿no os parece? — Comenta Anna.