Capítulo XLV

13 5 26
                                    

—     Quédate, por favor — insiste Derek

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— Quédate, por favor — insiste Derek.

Quiere que me quede a verle entrenar pero la verdad es que no me apetece nada.

— Venga nena, hazlo por mí, quédate conmigo así no será tan aburrido — Katy pone morritos intentando convencerme pero no lo consigue.

— Lo siento de verdad pero prefiero irme — sentencio.

Esta vez saben que no van a poder convencerme así que asienten y me dejan ir.

— Luego te llamo — Derek me da un beso y se marcha.

Doy media vuelta y me encamino hacia mi coche. Sé que están preocupados pero no quiero quedarme con ellos, tengo otra cosa que hacer.


Olivia abre la puerta segundos después de que toque el timbre.

— Hola cariño — me saluda sorprendida. Por su cara intuyo que no se esperaba mi visita.

— Hola — saludo yo también. — ¿Puedo pasar? — Asiente con la cabeza y se hace a un lado para que entre. — ¿Estamos solas?

— Sí. Derek y Katy están en el instituto, como sabrás. Y Ted está trabajando — responde.

— Genial — respiro aliviada. Esto es mejor que lo hagamos solas.

— Ven, vamos a la cocina.

Tomo asiento esperando a que me ofrezca un café como hace siempre pero me sorprende dejando una taza de chocolate caliente delante de mí.

— Lo primero, quiero pedirte perdón — comienzo.

— ¿Tú a mí? No cariño, yo debo pedirte perdón — intenta hablar pero la corto.

— No, Olivia. Me disculpo por haberte ocultado este secreto tanto tiempo. No sabía cómo decírtelo, incluso...

— Sigue, por favor — me pide.

— Ahora me avergüenzo pero hubo un momento en el que pensé que tú lo sabías y la estabas ayudando — confieso.

— No me molesta que lo pensaras, es más, es totalmente comprensible. Al fin y al cabo era yo quien la invitaba a venir cada vez que podía.

— Sí, justo por eso lo pensé. Pero no tardé en desechar esa idea.

— Mis hijos también lo pensaban, ¿verdad?

— No — me mira directamente a los ojos y sabe que miento. — Lo siento mucho de verdad, llegaron a pensarlo pero te dieron el beneficio de la duda.

— Lo entiendo y créeme cuando te digo que no estoy dolida, visto desde fuera era lo más lógico.

— Yo no quiero pensar mal de la gente, ya lo sabes, y siempre intento ver el lado positivo de todo pero había algo en esa mujer que no me cuadraba. La primera vez que vino a traerte la identificación me miró de una forma que no supe descifrar. A partir de ese momento todo en ella fue una incógnita, hasta Nochevieja. Llegué a pensar que le gustaba mi hermano porque les vi hablando apartados del grupo.

Love Descubre quién eres (Love #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora