Capítulo XLVI

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Estoy roto

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Estoy roto. Pero no por lo que ella cree. Eliana la ha jodido la vida, la ha destrozado y no sé cómo recomponerla. Menos mal que le hice una seña a Sam para que nos dejara solos aunque dudo que se haya ido, seguro que está escuchando tras la puerta. Me limpio las lágrimas, respiro hondo y cojo la cara de Luna entre mis manos.

— Escúchame muy atentamente, no pienso dejarte nunca.

— Mírate — dice tocando mi cara — estás llorando. Seguro que estás frustrado. Te arrastro conmigo en mis mierdas y no es justo.

— Luna, para. No son tus mierdas y no son culpa tuya. La vida se te ha puesto difícil pero no va a poder con nosotros.

— ¿Nosotros?

No es consciente de nada, le cuesta asimilar todo lo que le digo.

— Sí, nosotros. Estoy contigo, siempre estaré contigo. No voy a irme a ninguna parte.

Le limpio las lágrimas que caen sin control por sus mejillas y la abrazo. La acojo entre mis brazos y la acuno.

— ¿Tienes más ganas de vomitar?

— No — responde con un hilo de voz.

— Vámonos entonces, en la cama estarás mejor.

— Creo... Necesito lavarme, quitarme este olor y...

— Te ayudo.

La desvisto y dejo que se meta en la ducha. No coge champú ni gel, sólo se queda bajo el agua inmóvil, dejando que todos sus pensamientos se vayan. Cojo la esponja y se la doy, reacciona y se lava el cuerpo. Se moja el pelo y apaga el grifo. Se envuelve en una toalla y se queda parada frente a mí con la cabeza baja.

La cojo en brazos y la llevo a la habitación. Saco su pijama del cajón y la ayudo a ponérselo porque su equilibrio no está demasiado bien. Cuando terminamos se queda quieta y sorbe por la nariz, veo otra lágrima caer. Levanto su cara y aún con los ojos brillantes de tanto llorar está preciosa, pero no es eso lo que me llama la atención. Ahora mismo parece más joven que nunca, una niña desamparada y se me encoge el corazón. Siempre ha sido una chica muy segura de sí misma pero entre Mary haciéndole la vida imposible, Luke y su juicio y Eliana han logrado destruirla. Ahora duda de sí misma, duda de todo el mundo, no confía en nadie y veo en sus ojos el terror a que nosotros también la hagamos daño, cree que la vamos a abandonar. Me tumbo con ella en la cama y la beso suavemente la frente, esto no puede seguir así, tengo que tener una conversación con Tom y Sam.

Oigo abrirse la puerta, Sam está en el umbral, le hago una señal para que no entre y, aprovechando que Luna se ha dormido, salgo despacio de la habitación.

— Vamos al salón — me pide Sam.

Asiento con la cabeza y bajamos las escaleras. Nos sentamos en el sofá y ambos esperamos en silencio. Él no sabe por dónde empezar y yo no sé cómo explicarle lo que ha pasado.

Love Descubre quién eres (Love #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora