ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ 20

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— ¿Y? — Alicent cenaba con su hijo menor en el interior de su habitación, la mesa redonda estaba inundada de comida. Otto Hightower se encontraba parado frente la ventana mirando la capital bajo la oscuridad.

— Aemond no va a hacer la más mínima cosa si es que esta afecta a Daemony. — Confesó tomando un sorbo de su copa de vino.

— ¿Como puedes estar tan seguro de ello? — Su madre cuestionó.

— Hemos viajado casi una semana en caballo dia y noche y todo ha sido solo para que la viese menos de dos horas. — Se lo contó detalladamente. — Si Aemond es capaz de ello solo para ir a darle un abrazo, es capaz de hacer lo que sea por ella, créemelo—.

— ¿Entonces él no tiene verdaderos planes de atacar? —.

— Él ni siquiera planea mandar hombres cerca de Harrenhal. — Removió la comida en su plato con su tenedor. — Y si no lo hace hay solo dos razones, o esta estúpidamente enamorado de Daemony, o ella está demasiado débil para defender un ataque, le puede estar mostrando piedad por lo que antes eran—.

Otto giró ante ellos.

— O los dos, si dices haber visto desde lo lejos cómo fue que la abrazaba, él lo ha hecho porque ella lo necesitaba, Aemond nunca ha sido el expresivo en esa pareja—.

— Ellos no son una pareja. — Alicent aclaró.

Su padre ignoró su comentario continuando.

— Daemony debe estar decaída, debe estar hasta derrumbada, capaz no ha logrado superar aun la muerte de su hermano... —.

— Es lo más probable. — Asintió. — Aemond cargaba cara de preocupación durante todo el viaje, trate de hablar, sacarle algo, pero no logre nada—.

— Debemos atacar. — No era la primera vez que Alicent lo expresaba.

— Aemond se daría cuenta de lo que estamos tratando de hacer antes de que diéramos nuestro primer paso. — Daeron recostó su espalda en el respaldar. — Ahora nuestro conflicto no es como nos vamos a defender ante Daemony—.

— No, claro que lo es. — Otto recordó. — Te tenemos a ti, pero ya no a Aemond, él no va a atacar y lo has dejado en claro, ella sigue en ventaja con cuatro dragones—.

— ¿Y que son cuatro dragones si no tienen un jinete que los domine? —.

Alicent y Otto centraron su mirada en el menor.

— ¿Que estas tratando de decir? —.

— Seamos sinceros, que Daemony desapareciera una vez más de la faz de Westeros, no le sorprendería a nadie, se la ha pasado haciendo lo mismo durante años—.

Daeron estaba muy al corriente de todo, Alicent se había encargado de informarlo.

— Aemond enloquecería. El sería capaz de dejar la corona de lado para ir a buscarla. — Alicent confesó con ardor para sí misma. — Cada vez que Daemony desaparecía, Aemond de cierto modo lo hacía también. Él siempre ha sabido donde ha estado, aunque hayan estado enfurecidos Daemony siempre le ha informado de su paradero porque sabía que, si no lo hacía, el iría a por ella. No podemos hacer que se vaya de un momento al otro, y menos ahora—.

El joven asintió para sí mismo.

— ¿Que le queda? —.

— ¿Que? —.

— ¿Quienes le quedan? — Preguntó. — Ya sabemos que Lucerys está leguas hundido, pero quienes quedan y hablo de los que son accesibles—.

— Jacaerys no lo es. — Alicent respondió rápidamente. — Esta tan bien criado como Daemony, sabe defenderse casi tanto como ella, aunque este ya no tenga un dragón. Además, Rhaenyra ha aumentado su seguridad después de lo de Lucerys—.

╰ 𝑽𝒊𝒏𝒅𝒊𝒄𝒂𝒕𝒆𝒅 :。 ~ 𝘈𝘦𝘮𝘰𝘯𝘥 𝘛𝘢𝘳𝘨𝘢𝘳𝘺𝘦𝘯 - 𝘏𝘖𝘋  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora