ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ 21

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— ¿Entonces? —.

La princesa lo miró con una media sonrisa.

Cregan seguía observando como su cabello ya no fluía con tanta libertad cuando el aire chocaba con su rostro puesto que ahora la melena clara era corta.

— Claro que tienes a mis vasallos, Daemony. — Asintió. — No puedo darte a todos como entenderás, pero una cantidad apropiada será otorgada para tu manejo—.

Daemony sonrió por completo esta vez.

— Gracias. — Caminó hacia el para abrazarlo. — Sabes que aprecio más de lo podría aceptar el hecho de que confíes en mi—.

El lobo correspondió la muestra de cariño inhalando el aroma dulce de la princesa. Ella olía muy bien aún despues de todo su trayecto para el encuentro.

— ¿Estas segura Damy? — Cuestionó aun enredándola entre sus brazos — ¿Muy segura? —.

Ella se separó.

— El trato de dañar a mi hermano. No permitiré que su insolencia sea olvidada. Él tiene que pagar, tiene que aprender muy bien que todo acto tiene consecuencia. — Con cuidado acomodó un par de mechones incomodos tras sus orejas.

— Muy bien. — Cregan se cruzó de brazos. — Entonces que así sea —.

Ambos comenzaron a caminar por el bosque que comenzaba a tornarse frío. El invierno estaba cerca y el norte lo notaba.

Se perdieron por unos minutos en conversaciones banales, hasta tal vez en un fuerte coqueteo con palabras desmedidas y lujuriosas, pero pronto volvieron al tema central para el momento y ese siempre seria la guerra.

Comentaron los mínimos avances, el procesos de otras tierras, la agresividad de los verdes, la llegada de Daeron.

— Por cierto. — Cregan tenía su brazo apoyado sobre los hombros de Daemony mientras seguían caminando por el bosque. — ¿A quién has dejado a cargo en Harrenhal? —.

Ella tuvo que dejar el mando en alguien. Aunque su visita fuera corta y probablemente no duraría más que un día, alguien debería estar en el castillo para cubrirla.

— A Jacaerys—.

El lobo frunció el ceño.

— ¿Él está enterado de lo que vas a hacer? —.

— A Joffrey se le escapó contarle que yo había confrontado a Daeron y este justo llegó a Harrenhal con Baela minutos antes de que marchara para aquí, así que lo dejé a cargo con uno de mis hombres de confianza—.

***

Daeron se aseguraban de que toda su armadura estuviera acomodada como se debería, el cadáver desnudo en el suelo era al que se lo había quitado.

Criston Cole por otro lado hacia lo mismo que él príncipe terminando de asegurar sus hombreras, a él le fue mucho más fácil puesto que llevaba años poniendo el traje de protección sobre su cuerpo. Era parte de su rutina diaria.

— Maldición. — El joven renegó cuando no pudo acomodar la pechera de metal de manera adecuada.

— No, no. — Cole se acercó ayudándole. — No es de ese modo. — Con cuidado y no sin antes esperar el asentimiento que Daeron le dio para poner las manos sobre él, le ayudó abrochando lo que debía. — Así es como se hace, mi príncipe—.

Con agradecimiento Daeron soltó un suspiro ansioso y alejó el momento con aura paternal comenzando a hablar.

— Bien, Ser. — Entrelazó sus propias manos poniéndolas delante de sí mismo. — Yo iré por la entrada este, y usted por la oeste. — Usted cubra su rostro con el casco, ya muchos le han visto la cara—.

╰ 𝑽𝒊𝒏𝒅𝒊𝒄𝒂𝒕𝒆𝒅 :。 ~ 𝘈𝘦𝘮𝘰𝘯𝘥 𝘛𝘢𝘳𝘨𝘢𝘳𝘺𝘦𝘯 - 𝘏𝘖𝘋  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora