ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ 13

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Aemond yacía dentro de su habitación parado frente la larga mesa que había pedido que ubiquen para limpiar sus armas.

Había dagas, cuchillos, navajas, espadas. Cada una de estas estaba siendo limpiada con delicadeza y cuidado máximo por parte del príncipe menor, este se aseguraba de que el filo de cada una quedara lo más brillante que fuera posible.

Se había mantenido en su habitación despues de la visita nocturna de Daemony hace menos de una semana. Quiso atentar contra la vida de su querido mayor hermano, pero cuando estaba a nada de golpearlo, descubrió que este había acabado de firmar el documento oficial para legitimar a la princesa, y eso lo hizo sentir distinto.

Aegon nunca hubiera hecho eso por una persona que no quisiera en verdad, y él pensaba que se había comprometido con Daemony solo para hacer que su sangre hirviera, pero al parecer no fue así, Aegon si sentía algo por Daemony, el punto era desde cuándo, desde cuando había comenzado a poner la mirada sobre la chica, si esta siempre estuvo al lado de Aemond.

La puerta fue tocada tres veces seguidas.

— ¡No quiero comer! — Soltó un gruñido entre dientes. — ¡Ya lo he dicho miles de veces por dia, métanse su asquerosa y repugnante comida por el-..

Una carta con sobre verde, detalles dorados y el escudo Targaryen en el medio, ingreso por debajo de la puerta.

Los pasos suaves se retiraron de manera sigilosa del lugar.

La princesa siempre tuvo más aliados de lo que aparentó dentro de la fortaleza en la capital.

El joven dejó el trapo sobre la mesa de mal humor, se encamino hacia el papel sobre el suelo, lo tomo entre manos y abrió este con rapidez.

Su piel se encendió al notar la fecha y hora indicada.

Se levantó rápidamente corriendo hacia su ventana que dejaba ver uno de los tantos patios de la fortaleza roja.

Los sirvientes caminaban de un lado a otro con los elementos para armar el digno banquete del segundo matrimonio del rey.

Toda su vida se la paso ideando como seria ese momento con Daemony, cuando por fin los pusieran frente al Septón Supremo y este mismo los declara esposos, ambos podrían decir que su lucha constante por pertenecer uno al otro oficialmente habría acabado.

Pero no, ahora iban a casar a Daemony con Aegon.

Siempre había sido el segundón, el hijo que era un repuesto por si algún dia su hermano mayor caía en un coma etílico gracias a su desconsideración latente a su futuro. Pero no, esta vez no le iban a quitar lo único que él le ganó desde un principio, lo único que siempre le miró a él como la primera opción.

Una de las espadas que descansaban ya limpia sobre la mesa, fue tomada por Aemond, la enfundó en el arnés de su cadera dirigiéndose hasta la puerta.

Malditos fueran los Hightower, ellos y esa mentalidad estúpida a la que no le importaba lastimar a su propia familia para conseguir que sus ideales manchadas fueran las que consiguieran el alto poder. Alicent sabía que tan importante era Daemony para Aemond, ella pudo oponerse a la boda y mostrar apoyo a su hijo, pero no lo hizo, así que el príncipe iba a revelarse.

***

Daemony ingresó agitada a la habitación en donde las doncellas encargadas de su preparación para la boda próxima le esperaban.

— Mi princesa, allí esta. — Una de ellas se acercó hacia la futura reina con rapidez comenzando a desabrochar su ropa.

— Lo lamento, tenía unos asuntos que finalizar con mi dragón. — La joven ayudo quitándose la última pieza para meterse dentro de la tina.

╰ 𝑽𝒊𝒏𝒅𝒊𝒄𝒂𝒕𝒆𝒅 :。 ~ 𝘈𝘦𝘮𝘰𝘯𝘥 𝘛𝘢𝘳𝘨𝘢𝘳𝘺𝘦𝘯 - 𝘏𝘖𝘋  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora