ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ 23

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Daemony amaba a sus hermanos, más de lo que alguien que no tiene alguno entendería nunca.

Ella siempre había sentido responsabilidad sobre ellos, tal vez fuese porque era la mayor entre todos los pequeños dragones de Rhaenyra, o tal vez porque las situaciones en las que crecieron le obligaron a plantar cara por ellos siempre que fuese necesario.

Viserys con regularidad reía al ver lo protectora que se tornaba con ellos con el pasar del tiempo. El difunto rey tomaba con gracia la forma en la que ella mandaba atrás de su cuerpo a sus hermanos cuando alguna mujer chismosa y predispuesta a soltar más de lo que alguien quisiera escuchar pasaba por el lado de Jace o Luke.

Rhaenyra siempre apreció que antes de todo ella pusiera siempre a los pequeños niños, y le hubiera encantado que ese sentido de cuidado que tenía con ellos se hubiera mantenido fuerte y resistente con el pasar de los años, pero no fue así, por lo menos no a su vista.

Cuando Daemony ya tenía los siete, y a la princesa prácticamente le obligaron a asistir a la cena por el sexto onomástico de Aemond. Rhaenyra al ver como el pequeño par de ojos de su primera hija se iluminaron cuando su joven tío ingreso a la sala con un conjunto verde, sabía que había fallado tremendamente al traerla a ese intento de reunión familiar.

Desde ese momento la preferencia de la primogénita de Rhaenyra y Daemon, subió a primera línea a Aemond Targaryen.

En la noche no dejaron de mirarse el uno al otro desde los extremos alejados de la mesa, y no fuese que no se hubieran visto nunca jamás, es, si no que nunca se habían visto de esa manera y con ese detenimiento.

En ese momento Rhaenyra sopesó que lo único que Daemony tenía en mira ya no sería a su par de hermanos con cabello oscuro, y su teoría se confirmó cuando días despues le sugirió a su hija que saliera a dar una caminata por el castillo con sus hermanos y ella con simpleza respondió que no podría puesto que tenía que acompañar a Aemond a sus clases de Valyrio. La primera hija de Viserys comprendió que su avance en su plan de aceptación para sus pequeños había sido derrumbado otra vez por un Hightower.

Pero aun de esa manera, Daemony nunca dejó de proteger a sus hermanos, aun cuando ahora su compañía predilecta eran los hijos de Alicent.

Ella podía recordar casi a la perfección en cuantas peleas con Aegon se había metido porque le había escuchado alguna palabra grotesca dirigida a sus hermanos, Daemony aun memorizaba cual había sido su primera discusión definitiva con Aemond, la razón principal fue que él le fue consecuente a el primer varón de Viserys en una burla dirigida a Jacaerys en frente de una niñas de la corte.

Ella no le habló en semanas.

El punto siempre fue que por muy alejada que Daemony se viera de sus hermanos, ellos siempre serían su prioridad, aunque no se le notará. De hecho, si Lucerys el día en que ella decidió quedarse en la fortaleza roja despues del intento de matrimonio con el Lannister ese, hubiera tocado la puerta de su habitación, y con un solo "por favor, Damy" le hubiera pedido que regresara con ellos a Rocadragón, ella lo hubiera hecho sin rechistar, con un ardor en su pecho al dejar a Aemond claro estaba, pero la tristeza de Luke no la hubiera podido dejar en paz.

¿Y porque era significativo recordarlo en este momento?

Lo era porque mientras ella se empecinaba en quemar el campamento de Daeron con las llamas de Bloodmoon desde el cielo, y sus hombres en el suelo peleaban con una cantidad extraña de los caballeros de su tío, de la nada y en frente a ella; el color de Tyraxes apareció en el cielo, y el cabello desordenado de Joffrey se podía notarlo a kilómetros.

Ella no pensó en nada más que en ir hacia él lo más rápido posible, no le importó si sus llamas eran lo que mantenía a sus hombres en ventaja, Daemony simplemente y como reflejo le ordenó a Bloodmoon que se dirigiera hacia Tyraxes lo más rápido posible dejando a Silverwing encargándose de lo que pudiera detrás.

╰ 𝑽𝒊𝒏𝒅𝒊𝒄𝒂𝒕𝒆𝒅 :。 ~ 𝘈𝘦𝘮𝘰𝘯𝘥 𝘛𝘢𝘳𝘨𝘢𝘳𝘺𝘦𝘯 - 𝘏𝘖𝘋  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora