XIII VIERNES

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XIII

VIERNES

El trece es conocido por su connotación con la maldad. Algunos ni siquiera se atreven a nombrarlo, sin tener razón. Sin embargo, en mi caso, teniendo razones suficientes para odiarlo, lo digo sin titubear, porque dudo que pueda traerme de nuevo más catástrofes como las que ocurrieron, aquel viernes trece de julio. Desde ese día, vivo con la sensación permanente de que algo debo de hacer, y veo cosas que no debería, casi al borde de la demencia. Soy Thomas, poseo el revólver de las tinieblas y tengo el poder de la muerte en mis manos. Un viejo rumor habla de un libro que es capaz de revertir el maleficio del revólver, y que sólo una persona puede leerlo, y lograrlo. Este misterioso libro, es el objeto de mis pesadillas y preocupaciones más recientes.

Posada Cuatro Caminos, cinco de la mañana. Viernes trece de Julio.

Alguien toca la puerta frenéticamente y un ruido de maquinaria se escucha cerca. Thomas se levanta medio dormido a ver quién es.

- ¿Quién es?

- ¿Aquí todavía hay gente?

- ¿Qué quiere, caballero? – acto seguido abre la puerta.

- Es mejor que salgan. Espero que usted haya recibido la notificación de demolición.

- Sí, me había hablado algo de eso la hermana de la Sra. Eda. ¿De qué va el asunto?

- Que vamos a demoler toda esta vaina. Ya no debería estar usted aquí, agradezca más bien que toqué la puerta. Me habían dicho que aquí no había nadie.

- Bueno a mí no me dijeron que la demolición era hoy, sino me habría ido, ¿o no?

- Bien, entonces recoja sus macundales y váyase o en cuestión de horas le va a caer esta casucha encima.

- ¡Estás loco! ¿A dónde esperas que me vaya a las cinco de la mañana?

- ¿Y acaso eso es problema mío? Yo sólo vengo aquí a hacer mi trabajo, viejo. Tiene hasta las nueve de la mañana para desalojar la casa, y no lo volveré a repetir.

- Puta madre con este hombre, no sé por qué dicen que el trece es malo – dijo tras dirigirse a la habitación a despertar a Diana.

- Diana, levántate. Debemos irnos –enciende la luz.

- ¡Si supieras cuánto odio que enciendas la luz de golpe!

- ¿Vendrás conmigo, o vas a quedarte bajo los escombros de la casa? Niña, esta vaina la van a demoler en cuestión de horas, tenemos que irnos ya.

- Dios, tenía que ser viernes trece... ¿y a dónde iremos?

- Espero tener mucha gasolina porque aún no lo sé. Empaca tus cosas y mi ropa si puedes en una de tus maletas, yo no tengo muchas cosas aquí. En la habitación de arriba hay un anciano, es un adulto mayor y ni idea debe tener de lo que va a suceder aquí. Voy a despertarlo.

Thomas subió las escaleras al tercer piso. Sorpresivamente, consiguió al anciano sentado en los escalones.

- Señor, tenemos que abandonar la casa. ¿Quiere que llame a alguien, para que vengan a buscarlo?

El anciano no respondía nada. Sólo lo miraba con una gran tristeza. Thomas se sentó a su lado para calmarlo.

- Joven, ¿usted tiene sueños?

- Si, a veces cuando duermo bien, abuelo.

- No, me refiero, ¿usted tiene sueños, metas que cumplir?

El Revólver Fantasma ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora