XVI LA OSCURIDAD AMENAZA

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XVI

LA OSCURIDAD AMENAZA

Thomas y Diana habían partido a continuar su viaje, teniendo en frente de su horizonte nada más y nada menos que el Puente General Rafael Urdaneta. Se trata de, nota aparte, el puente de concreto armado más largo del mundo, y el orgullo de todos los zulianos.

- Diana, quiero pedirte algo muy personal, y que quizá cambie las cosas entre nosotros.

Diana lo miró fijamente.

- Recuerdo cuando te conocí, que me dijiste que eres periodista.

- Eso es verdad... ¿lo dudas?

- No lo pongo en duda. Es sólo que dijiste que buscas sacar a la luz la verdad, cuando descubras lo que pasó. Que harías un reportaje, y buscarías la fama y el prestigio entre los medios con esta investigación.

Diana, eso no suena muy noble.

- Dije que lo haría, pero no para ganar fama, nunca dije eso.

- Mira, de verdad no me importa lo que pase con mi imagen pública, porque eso no va cambiar los años que sufrí en la cárcel. Si me preguntas a mí, me iría bajo perfil a algún pueblo pesquero, a terminar de vivir y ganarme la vida honradamente, en paz. Sin intriga, ni casos, ni investigación ni culpa. Estoy harto de ser policía, de este eterno juego del gato y el ratón. Lo único que quiero es que nadie más salga afectado en este asunto del revólver.

- Pero, ¡yo prometí que estaría contigo hasta el final de este asunto!

- No me entiendes...

- Lo que yo sacaré a la luz no es toda tu historia... ¡Es la primicia de ser la reportera que dé a conocer la verdad!

- ¡Estás arriesgando tu vida!... ¡Cuánto riesgo tomaste al irte a Valencia a buscarme!

- ¡Pero era necesario!

- ¡¡No permitiré que sigas arriesgando tu vida conmigo!!

En medio de la discusión, el auto pasaba por lo más alto del puente, la Pila 21. Entonces El Oscuro y su aprendiz, vestido en esta ocasión con una túnica negra, estaban parados en lo más alto de la estructura del puente.

- Debes poner en práctica lo aprendido. Quizá así te ganes tu nombre tenebroso y le quites lo que es nuestro. Adelante.

Marioneta, al ver aproximarse el auto, saltó hacia abajo, cayendo justo sobre el techo del vehículo. Thomas pudo sentir esa presencia...esa horrible presencia que ha vuelto a atormentarlo, al final se sentó en el asiento trasero... y apretó a Thomas por la espalda, en el cuello. Diana se estremeció de miedo y pidió ayuda a gritos.

- ¡¡¡¡Thomas, ese maldito está aquí!!!!

- Condenado... ¡Suéltame!

- ¡¡¿Qué ocurre Thomas?!!

- Esta vez el revólver no te salvará, desgraciado. ¿Me extrañaste?

El esbirro ha inmovilizado a Thomas, quitándole el control del mustang. El auto cruzó velozmente el tramo faltante, Diana trataba de controlarlo pero no podía mover a Thomas de su sitio, mientras subía a cada segundo la velocidad sin poder evitarlo. Al final del puente, en la autopista, a pocos metros de su inicio, Thomas recuperó el control y cruzó violentamente a la derecha, fuera de la carretera, hacia un espacio grande sin asfaltar, en medio de la arena junto a la gran autopista.

El Revólver Fantasma ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora