XXX
TRANSFORMACIÓN
Máscara caminaba de un lado a otro del techo del castillo, sin decir una palabra. Enfurecido, sus secuaces trataban de darle alternativas, ante la inminente pérdida del revólver de las tinieblas.
- "Señor, esa gente no debe estar muy lejos de aquí. ¡No es posible que no los hayamos conseguido!"- Dijo el esbirro hecho un manojo de nervios.
- Envié a la mujer serpiente y parece ser que se perdió. No pueden ser tan peligrosos. Tienen que estar recibiendo algún tipo de ayuda, porque no me lo puedo explicar.
Máscara detuvo sus pasos y dijo en forma pausada, e iracunda:
- Los elegidos por el arcángel no cabe duda que tienen mucha suerte. Voy a tener que tomar medidas más drásticas.
En el pequeño islote de Zapara, Carlos no se quedó de brazos cruzados.
- No puede ser que yo, capitán de la ilustre armada, ¡sea un cobarde!- se dice a sí mismo en voz alta, caminando de un lado a otro, impaciente.
- Voy a salir de este pedazo de tierra como sea.
Miró a su alrededor y solo vio un pequeño caballo, pero que podía sostener su peso.
- Que yo sepa los caballos no respiran bajo el agua. Pero me ayudará a llegar a la orilla.
Al llegar a la orilla, se veían algunas lanchas en el mismo lugar donde Diana tomó la suya para emprender hacia el castillo.
- ¡Qué te costaba acompañarla, cobarde!
- ¡¡¡¡¡¡¡HEY!!!!!!!
Carlos escuchó una voz que le gritaba a lo lejos. Desde otro punto de la isla, la parte que da hacia los médanos, Paco lanzó una bengala para ser visto.
- Tengo rato merodeando esta oscuridad, buscándolos a todos. ¿Dónde está Diana?
- Se fue.
- ¿Y la dejaste ir sola?
- No me quiso escuchar, y se fue directo al castillo, que por lo que se ve, hay cosas terribles ocurriendo allá, traté de impedir que se fuera, pero ya sabes cómo es ella.
- Claro, y sé cómo eres tú también... Bueno, eso no viene al caso.
Hay buenos indicios de que el buque no fue destruido. Mira esto.
Paco le dio un par de binoculares. Al observar a lo lejos, vieron encallado a la costa, estrellado contra una roca, al Buque Independencia.
- ¡Se armó un limpio! ¡Debemos llegar cuanto antes!
Zinerva y los demás estaban a punto de hacer el conjuro. La mujer ya había dibujado un cuadrante mágico en el suelo, de acuerdo al esquema de los escritos antiguos. Eran ya las 2 am y la tormenta roja se estaba tornando más fuerte, azotando todo con un terrible viento maligno.
- Con esta horrible tempestad va a ser imposible continuar. Ahora necesitamos hacer arder el fuego sagrado.
Diana replicó:
- ¡Y para eso, dame un momento, que voy por los fósforos ungidos!
- ¡No, mejor este yesquero escogido, es idóneo para ello!
Zinerva se asombró de que en plena crisis estos dos estuvieran burlándose de ella.
- No es momento para chiste, muchachos. Ustedes son una parte esencial en este conjuro.
ESTÁS LEYENDO
El Revólver Fantasma ©
ParanormalUn largo viaje a un mundo real y desconocido, donde la línea que separa lo cotidiano de lo sobrenatural es muy delgada y teñida de sangre. Vive la insufrible travesía de un hombre normal en búsqueda de la verdad para contar su historia, repleta de e...