Chapter 40

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Ella me miró fijo a los ojos, sin decir absolutamente nada por unos cuantos segundos. Yo estaba por decir algo...

-No, yo no tengo nada que pensar -me dijo -No quiero nada contigo...

-¡Eres una necia! -le dije nerviosa - iNi siquiera porque la chica más sincera y buena del mundo te lo dice quieres entender!

-¿Y tú? ¿Acaso lo pensarías? No Engfa, iNo seas cínica! A la primera fácil que pase frente a ti, te irás corriendo detrás de ella.

-Tal vez tengas razón y no haya nada que pensar... teniendo en cuenta lo poco que me conoces para decir una cosa así -le dije algo molesta -Me ofendes.

-¿Acaso no es así? No me vengas con que te afecta eso ahora, porque no es verdad. Estoy completamente segura que tienes una lista más larga que la de un hospital público de las chicas con las que has salido -dijo enojada.

-¡Pero tú no eres una más de ellas! -le dije perdiendo los estribos.

-i¿No, no lo soy?! i¿Y que soy entonces?! - me preguntó con el mismo tono que yo utilicé.

La miré fijo, tratando de encontrar las palabras adecuadas. Pero tampoco exponerme tanto y decir una sarta de estupideces.

-Tú... tú eres lo mejor que he tenido -logré decir luego de un largo rato de silencio.

Entonces vi como sus ojos cambiaban esa forma acusadora, para mostrarme desconcierto y miedo.
Ella no quería escuchar eso... no esperaba escuchar eso.

-¿Otro de tus estúpidos discursos de convencimiento? -Preguntó y dio media vuelta para comenzar a caminar - Con Pichy o cualquier otra estúpida puede funcionar Engfa, pero conmigo no

-dijo sin dejar de caminar hacia su auto.

¡Diablos, ella era tan testaruda! iNo quiere entenderlo, no quiere aceptarlo!
Digamos que yo tampoco, ¿verdad? Pero aun así, cuando logro decirle algo que me sale del corazón, no me cree. No quiere creerme.

-¡No es un discurso! iEs una afirmación! -le dije fuerte ya que se estaba subiendo al auto. Prendió marcha y salió rápidamente de allí. Solté un cansado suspiro y me subí a la motocicleta para regresar a casa. Me puse a pensar un poco en como estuvieron las cosas en general. Y bueno, no todo salió mal. Por lo menos Shay comprendió que no podía hacer nada con Charlotte, pues ella es mía.

¿Es mía? ¿Acaso puedo utilizar ese término?

Sí, claro que puedo usarlo. Porque aunque lo niegue, aunque no lo acepte, aunque quiera huir y esconderse, ella sabe que es mía.

Y ahora que Shay se hizo a un lado, ya puedo estar tranquila. ¿O no? En realidad no puedo estar muy tranquila. Porque en cualquier momento puede salir la psicópata de Ariana al ataque y querer hacerle algo a mi Char.

Dios, va a ser tan complicado hacerle entender que no es como las demás. Hasta para mi es complicado de entender. Pero creo que poco a poco me voy dando cuenta de que es así. O quizás no lo sea, ¿Y si solo estoy confundida?

Tal vez lo que me pasa con Charlotte es pasajero. Yo no quiero lastimarla, ella no se lo merece. Es una buena chica... es inteligente, hermosa, simpática, dulce. Tiene una mirada que logra dejarte hecha una tonta. Y esa forma tan excitante y al mismo tiempo relajante de besar que juro que podría estar horas y horas simplemente besándola. Pero no, ya no voy a seguir pensando en esas cosas. No tienen sentido.

Justo al entrar a casa, mi celular comenzó a sonar.
Lo tomé y miré la pantalla. Número privado, que extraño. Fruncí el ceño y decidí contestar.

-¿Hola? -dije al atender. No obtuve ninguna respuesta -Hola, ¿Quién habla? -nadie contesto.
Volví a mirar la pantalla, la llamada aún estaba - Char, ¿eres tú? ¿No quieres hablarme? -la línea cambió de tono avisándome que la llamada había finalizado. Miré la pantalla confundida.

My Pequeña ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora