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El lunes por la mañana ambos se encontraban en el estudio de Laura. Agustina llevaba sus zapatillas acordonadas, un jean gastado y una remera blanca, que si bien resaltaba sus generosas curvas, sólo transmitía simpleza. 

Cuando la puerta del despacho se abrió una mujer alta y delgada, con el pelo recogido en un prolijo rodete y con un collar de perlas en su cuello los miró por encima de sus lentes de lectura. Era justo como la había imaginado. Tan elegante como Federico, tan seria que hacía imposible descifrar lo que en verdad estaba pensando, tan perfecta que verla al lado de quien pensaba podía ser su hombre, la hizo sentir tan equivocada que bajó su mirada como si estar allí fuera algo ridículo. 

Laura los invitó a pasar y les explicó con detalle lo mismo que Federico le había dicho. Agregó una nueva notificación que había recibido esa mañana, anunciando que de negarle a Lucía el derecho a ver a Lucas, se iniciaría una demanda en su contra. 

Federico la observaba de reojo, estaba callada, parecía incómoda y sin importarle una vez las formas, tomó su mano y la apoyó sobre su pierna. 

-Vamos a arreglar esto.- le dijo con convicción y recién entonces la vio esbozar algo parecido a una sonrisa. 

-Yo les diría que no pierdan tiempo. Freddy me dijo que estabas dispuesta a demostrar que tenes una pareja estable y sos solvente. Con que el matrimonio dure un par de meses será suficiente para obtener la tenencia completa. Si bien es importante que vivan bajo el mismo techo, yo puedo avisarles con antelación si van a recibir la visita de alguna asistente social para que se preparen.- Laura hablaba como si se tratara de un favor, una obra de caridad. 

Agustina miró a Federico entrecerrando sus ojos. 

-Gracias Laura, nos darías un minuto por favor.- le dijo a su ex mujer, a quien el paso del tiempo, le habían acentuado aquellos rasgos que menos le gustaban. 

Cuando por fin se fue tomó ambas manos de Agustina y giró para que lo mirara. 

-¿Te arrepentiste? - le preguntó con sinceridad.

Ella suspiró vaciando casi todo el aire de sus pulmones.

-No es eso.- le respondió si atreverse a mirarlo. 

-¿Qué es entonces?- le preguntó intentando comprender. 

Agustina se puso de pie y comenzó a caminar como solía hacer al estar nerviosa. 

-Es que… Mirame, mirate. No parecemos un matrimonio, no soy como… Creo que es una locura.-  le dijo sin dejar de moverse. 

-La única locura es no intentarlo. No me siento obligado a nada, yo mismo te lo propuse.- comenzó a decirle. 

-Justamente eso es lo que no entiendo. Freddy …- le dijo pronunciando aquel apodo con enfado.

Federico comenzó a reírse, lo que terminó por poner furiosa a Agustina. 

-¿De qué te reís?- le dijo acercándose.

-¿Estás celosa? - le dijo él pasando su brazo por la cintura de aquella pequeña joven que lograba hacerlo sonreír con solo mirarlo. 

-Nada que ver.- se apresuró a responder.

-Pero no me vas a negar que la doctora tiene mucho más que ver con vos que yo.- aceptó finalmente sin mirarlo.

-A mi me gusta esta doctora, la que camina en círculos cuando está nerviosa, la que se muerde el labio inferior cuando quiere besarme y la que me lleva a hacer el amor en los lugares más extraños del planeta, simplemente porque no puedo aguantarme.-  sus palabras, tan cerca de su oído y su mirada penetrante le devolvieron algo de confianza.

Sonrió feliz. 

-Esto puede lastimarnos a los dos. - le confesó ella intentando darle algo de cordura a lo que estaban por hacer. 

-O puede salvarnos a los dos.- dijo él acercándose más a su cuerpo. 

-Espero que tengas razón.- respondió ella, con la única esperanza de que aquellas palabras fueran ciertas. 

Antes de conocerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora