Llegó el día de la competencia y la playa se llenó de auspiciantes y fanáticos. Lucas se mostraba tranquilo, aunque la noche anterior se la había pasado dando vueltas en su cama. Se había quedado viendo las fotografías y videos de su teléfono una y otra vez. No quería que aquellas sonrisas, aquella compañía, aquella felicidad desaparecieran. No quería perder a su familia, porque eso era lo que por fin sentía tener.
Agustina se había encargado de que contara con todo el equipo que necesitaba mientras que Federico había comprado una cámara con un lente especial para sacarle fotos desde la distancia. Ambos deseaban que Lucas lo logrará pero sobre todo deseaban que lo disfrutara. Como dos padres preocupados por su hijo pasaron por su habitación durante la noche para arroparlo y dejarle un beso cargado de expectativa e ilusión.
Sin abrir los ojos Lucas los recibió sintiendo como se agrandaba su corazón y cuando volvió a estar sólo por fin pudo dormirse, como si la templanza lo hubiera alcanzado con tan sólo sentir su presencia
Cerca del mediodía llegaron los tres a la playa y luego de inscribirse notaron que el niño parecía buscar a alguien más. Agustina lo tomó de la mano y temiendo que Lucía no apareciera la apretó con fuerza.
-Me dijo que está retrasada, andá tranquilo que yo le aviso donde estás.- le mintió intentando ocultar su indignación, Lucía no hacía más que lastimarlo y eso ya comenzaba a colmar su paciencia.
Lucas sonrió y corrió hasta el lugar que le habían asignado, Agustina le indicó a Federico donde podían ubicarse y se sentaron sobre la arena. Las manos de ella comenzaron a sudar y sus pies realizaban movimientos cortos y repetitivos, como si estuviera temblando. Federico apartó la vista del lente que estaba intentando enfocar y tomó su mano.
-Tranquila, va a estar todo bien.- le dijo con su habitual seriedad.
Ella sonrió con los labios apretados.
-No puedo creer que Lucía no venga.- le dijo por fin cuando pudo contener su ansiedad.
-Yo tampoco. Pero vos estás acá y eso es lo que Lucas más necesita.- le respondió volviendo a acomodar la cámara.
-Vos también estás acá... Gracias.- le dijo ella sin dejar de mirarlo.
La chicharra sonó anunciando el comienzo de la competencia y Federico no pudo responderle.
Alentaron y festejaron los aciertos de Lucas sin poder permanecer sentados y cuando anunciaron por los parlantes que había ganado la categoría corrieron a su encuentro para abrazarlo y levantarlo en sus brazos. Todos los que conocían a Lucas estaban allí, todos menos su madre. Lo felicitaban y lo abrazaban logrando que por un momento se olvidara de ella.
-Tu papá ganó la misma competencia en sus comienzos, creo que lo heredaste de él.- le dijo uno de los jueces sin notar el cambio en el rostro de Agustina, quien con solo escuchar nombrar a Marcos volvía a hundirse en el más profundo de los subsuelos.
Federico la tomó del brazo alejándose un poco de la multitud y luego de sugerir que se festejara el triunfo en su casa le pidió a Lola que se llevara a Lucas.
Caminaron en silencio hasta la casa y comenzaron a acomodar la estancia para recibir a la gente que no paraba de llegar. Al parecer Lucas tenía demasiados amigos.
Sirvieron bebidas, encendieron la parrilla y pusieron música de este siglo. Verlo a Lucas tan feliz los llevó a disfrutar de la celebración.
Cerca de las dos de la mañana, con Lucas ya dormido, los últimos invitados se retiraron. Agustina recogía los vasos de plástico cuando Federico se acercó y se los sacó de las manos.
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Antes de conocerte
RomanceFederico es un estructurado ingeniero naval, solitario y de reglas claras, recientemente divorciado de una abogada muy parecida a él. Cuando es trasladado a la ciudad de Mar del Plata para un trabajo porvisorio conoce a Agustina, una joven mesera, q...