Capítulo 22

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Mariana
¿Cuándo fue la última vez que me gustó alguien? Ya ni lo recuerdo. Sinceramente es un sentimieto que muy pocas veces se me permitió experimentar. Mi madre, la danza, y mi inmadurez, fueron los detonantes de mi pocas relaciones interpersonales.
A diferencia del noventa y nueve por ciento de las mujeres que sí han tenido una vida normal —y no normal también, siendo clara—, nunca he escuchado a nadie decirme —a parte de mi madre, mi abuela y mis hermanas—, las dos palabras capaces de sacudir un universo entero: te amo.

No sé cómo se siente, y la verdad, muchas veces la curiosidad de enamorarme ha tocado mi puerta. ¿Y yo que he hecho? Nada. Dejarlo para después...

Un después que justo ahora creo me está haciendo frente.

«¿Existe el amor a primera vista?». Me he preguntado varias veces. Muchos dicen que sí. Que de solo ver a una persona sienten que encontraron al amor de su vida. En cambio otros, dicen que es ficción, lo catalogan como algo absurdo porque: Si a penas se conocen ¿Cómo se pueden amar tan pronto?
Y es que sí, el amor es un conjunto de cosas, las cuales no se consiguen con un simple intercambio de miradas.

Yo lo llamaría: "atracción a primera vista". Eso sí suena convincente. Y es exactamente lo que estoy sintiendo desde que mis ojos tropezaron con mi jefe en Miami.

«¿Eso está bien». No lo sé.
«¿Es normal?». ¡Por supuesto! Las novelas y la literatura lo demuestran.
«¿Debería alejarme antes de que la cosa vaya a peor?». Es lo que haría cualquier personaje literario. Pero no es lo que quiero hacer yo.
«¿Deseo equivocarme, arrepentirme y luego llorar como magdalena en caso de que mi jefe me rompa el corazón?». No, no quiero eso. Pero dicen que los errores fortalecen la experiencia ¿No?

¿Qué planeas hacer con tu vida Mari?

En otras circunstancias estuviese analizando todo lo anterior, pero dadas las circunstancias en las que me encuentro, solo pienso en patearle la cara a Franco Rizzo Ferrer.

—¡No quieres comprometerte por esa...!

—¡Non ti azzardare! —Franco vocifera haciendo callar a la tal Emma.

Yo me mantengo de espaldas. La vergüenza es tan grande que me consume y no me atrevo siquiera a moverme de mi lugar .

—¡Non può essere, non ti impegnerai con Riley perché sei con un'altra donna! —alega las voz femenina desesperada y calculo que no es joven. Más bien parece tener unos cuarenta y tantos años, quizá cincuenta. Puedo estar equivocada.

—Mariana. —Pego un brinco al escuchar a Franco pronunciar mi nombre. Está parado a mi lado y me observa con pena—. Necesito que te retires, por favor —me pide y asiento.

«¿Y ahora cómo me volteo? ¿Cómo enfrenta a quien sea que es esa mujer?».

—¡Eso, mírame a la cara mujerzuela! —exclama y comete el primer error de nuestro fatal encuentro.

—¿Cómo me has llamado? —le pregunto girada completamente. Llevo mis manos a mis caderas y la miro arqueando una ceja.

Cómo pensé, es una mujer rubia de unos cincuenta años. Viste exageradamente elegante y una capa excesiva de maquillaje intenta rejuvenecer su rostro. Sus ojos avellana están fijados en mi mientras destilan rafagazos de fuego y enfurecimiento.

—¡Emma! No te permito que le hables así —interrumpe Franco sujetando su entrecejo con su índice y pulgar—. Rerírate, luego te mando a llamar para... Nos vemos —me dice esta vez a mi pero lo ignoro.

—Espero por su respuesta, doña —le suelto a Emma con fluido sarcasmo y abre su boca dolida.

—¡Te he dicho lo que eres! Una zorra —me contesta y doy un paso hacia ella con las manos convertidas en puños.

💃Un baile para Franco🤑✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora