Capítulo 28

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Franco
—Mm, está deliciosa —le digo con la boca llena. El sabor agridulce recorre mi paladar y reconozco que ni en los mejores restaurantes comí algo así.

—Se lo dije —alega ella con obviedad y lleva una cucharadita de torta a sus labios abiertos.

—Entonces, como me ibas diciendo, tienes un par de hermanitas gemelas en Cuba y una madre desquiciada ¿no?

—Como escuchó, son unas loquillas, espero que no hallan salido a mí —dice desviando la mirada a su platillo con un gesto despectivo. A lo que entrecierro los ojos dudoso.

—¿Y por qué no? Tú eres una mujer encantadora, Mariana. Sería una maravilla que salieran a ti —le hago saber.

No paro de hacerle insinuaciones y ella parece ignorarlas todas. Por lo que este extraño intercambio de expresiones se ha vuelto incesante.

—Gracias —agradece y vuelve la mirada a mí—, creeme, si supieras porqué lo digo.

—No me gustan las cosas a medias, vamos dime. No soy quien de juzgar, así que puedes estar tranquila.

Intento suavizar mis palabras y fijo mis ojos en los suyos en espera de un gesto positivo de su parte.
Abre sus labios para hablar y vuelve a cerrarlos.

—Te escucho —insisto, buscando una pizca de confianza en su semblante.

—Siempre me ha gustado encajar. Adoro el baile, el público, las salidas divertidas... Pero en otros aspectos suelo ser muy cohibida. Y eso solo me ha traído inexperiencia en la vida.

Sus palabras me confunden, por lo que dejo el platillo vacío sobre la mesita de enfrente y me corro un poco, buscando cercanía a su posición. Ella hace lo mismo, y al ver sus manos libres las tomo entre las mías sin siquiera cuestionarme el porqué de mi acto.

—Un poco más explícita —le pido, ella sonríe de lado.

—Es algo vergonzoso ahora que lo pienso —dice, soltanto una risita.

—¡Acaba con mi intriga mujer! —exclamo por lo bajo y le saco otra sonrisa. No ha retirado sus manos de entre las mías y me gusta. Se sienten cálidas y suaves, como las que describen de los ángeles.

—Está bien, te cuento, pero promete que no te burlarás —me suplica, sacando una de sus manos y apuntándome con el dedo índice.

—Lo prometo —contesto, cruzando los dedos medio e índice y ella descompone el rostro, mostrando ahora una de enfado. Me río—, es broma, lo prometo. —Retracto y sello la promesa.

Su mano vuelve a las mías y suelta un suspiro para hablar.

—Pese a toda la actividad frecuente de mi vida, mi madre nunca me permitió tener novio, y por esa razón, huía cada que un chico se me aproximaba. No quiero que mis hermanas sean tan cobardes como yo.

Finaliza y me quedo mudo. Si nunca ha tenido novio, ¿Eso significa que...?

—¿Eres virgen? —suelto como primer pregunta y ella alza a la par sus cejas.

—Te acabo de confesar que tengo una madre obsesiva y tu preocupación es si soy virgen o no —contesta.

—Sí, lo... lo siento, tienes razón. Tu madre es algo extremista, pero...

💃Un baile para Franco🤑✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora