KITTENS

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Lauren y Michelle Jauregui.


Las bailarinas codiciadas por todo el club "Sweets", ellas no habían aceptado follar con nadie eran solo bailarinas, sus shows eran los más esperados por los clientes todos los días. Las gemelas Jauregui habían rechazado incluso millones de dolares, sus cuerpos no estaban a la venta.

Pero aquello cambiaría cuando una integrante de la familia real británica se encaprichara con ambas con solo ver un par de movimientos sensuales de caderas.

Camila Cabello princesa de Edimburgo.

Era una mujer promiscua que había viajado a Miami sólo para ver a las gemelas Jauregui en acción, un viejo amigo le había hablado sobre como las chicas hacían que tus sentidos volaran solo con un par de movimientos.

Y no se equivocó.

Cuando la morena pidió hablar a solas con ellas estas se negaron a tener sexo con ella, evidentemente no era la primera. La morena no se iba a rendir tan fácilmente así que sólo con asentir varios hombres vaciaron el club sacando incluso a los dueños de este, se dirigió tranquilamente hacia donde estaban las gemelas y entro a la habitación sin importarle los gritos que salían de las hermanas, pidió a sus guardaespaldas privacidad y entonces se giró hacía ellas viendo con detalle la habitación roja en la que se encontraban -sonrió- aquello era más caliente, en medio había una enorme cama que al parecer sería la primera en estrenarla según decían. Las observó con hambre, se las comía con la mirada mientras recorría cada centímetro de sus cuerpos.

—Son preciosas, parecen unas muñecas - El tono sensual de su voz hizo estremecer la piel de las gemelas, una de ellas se sonrojó mientras la otra se cruzó de brazos y levantaba la cabeza en desafío.

—Puedes irte por donde viniste, no vendemos nuestros cuerpos.

—No me iré sin antes follarme a las dos... Permite que me presente - Se acercó a ellas —Soy Camila Cabello, princesa de Edimburgo - La chica que se había sonrojado abrió los ojos en sorpresa —No le den tantas vueltas, puedo tenerlas por las buenas o por las malas ustedes deciden preciosas - Había maldad en la mirada chocolate.

La chica que había estado desafiándola se colocó enfrente de la otra quedando muy cerca de Camila.

—Solo me tendrás a mi -Camila alzó una ceja —Yo seré quién se acueste contigo - Sonrió de medio lado la morena.

—No estás entendiendo gatita - Acarició su mejilla —Las quiero a ambas - Acercó un poco el rostro pálido a ella y le paso la lengua por su cuello hasta llegar a sus gruesos labios donde dejó un casto beso.

—Ella no... por favor -Rogó.

—¿Quien eres tú? ¿Lauren o Michelle?

—Lauren - Por fin aquella ojiverde rebelde tenía nombre, Michelle tenía los ojos grises con un pequeño toque de azul, ella era tímida a simple vista y eso solo hacía aquel juego más enfermo.

—Desnúdense para mi - Lauren iba a protestar pero su gemela la detuvo.

—Está bien Laur... Hagamos esto - Lauren suspiró —Con una condición - Michelle se giró a Camila.

—Lo que tú quieras bebé - Camila se mordió el labio inferior. Parecía una niña a punto de obtener un juguete nuevo.

—Queremos cincuenta millones de euros para cada una - Camila sonrió divertida.

—Les puedo dar más pequeñas... Pero eso lo dejamos al terminar - La morena ya había quitado su abrigo y había desabotonado su camisa —Mi polla está necesitada.

One Shots - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora