Sex club

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N/A: Llega hasta el final😏

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—Necesitas una gran follada.

Me sonrojé, no lo podía evitar. No era agradable para mi hablar de sexo o no al menos frente a las personas. No era cómo si fuese una completa virgen inocente por lo contrario, me consideraba una mujer con mente pervertida, era una completa enferma sexual pero lo mantenía para mí, no era cómo si fuera necesario ir por el mundo gritando que me masturbaba todos los días por lo menos una vez al día.

Entonces aquí estaba mi mejor amiga, insistiendo que necesitaba salir a conseguir un coño sin compromisos. Mi humor no había sido el mejor el último mes pero me guardaba mi mierda para mí misma, yo no tenía la culpa que ella llegara en el momento equivocado a mi cafetería. Las cosas no iban bien en los números y aquello me estaba quemando el cerebro y sobretodo el buen humor que me caracterizaba, yo era una mujer positiva pero a veces era difícil mantener todo el peso yo sola, no era cómo si mi mamá y mi hermana pequeña fueran una carga y no me estoy quejando de ellas es sólo que bueno, tal vez sólo estoy teniendo una crisis existencial.

Estoy en los últimos de los treintas y ridículamente nunca he estado en una cita real, creo. No sé si perder la virginidad en el primer año de universidad con una desconocida cuente cómo una cita real, o esa vez que comencé con mi pequeña cafetería y mi vecina de local estaba encima de mi todo el tiempo, le había invitado una taza de café y ella prácticamente había pensado que le estaba pidiendo matrimonio, enserio, no exagero.

No me quejo de todos modos, algunas veces salía a bares a encontrar lo mismo que cualquier chica sola que iba ahí, sexo sin compromiso. Pero, aquello había sido ya hace años, supongo que estaba ya un poco pasada de edad para buscar una chica fácil de veinte.

Hanna, mi mejor amiga había estado insistiendo en que la acompañase a una de esas fiestas a las que a ella le encanta ir, una orgía.

Bueno, no estoy tan enferma cómo ella.

No sé cómo había encontrado ese contacto pero ella tenía un año asistiendo a fiestas de sexo, ella decía que era un lugar seguro pues si querías ser parte tenías que entrar en algunos exámenes ya sabes, para descartar enfermedades.

Nunca había querido acompañarla pero últimamente había insistido más de la cuenta, ella decía que era pura mierda las excusas que le daba. Ella sólo no entendía que a mi no me gustaba tener sexo frente a extraños o ver porno en vivo bueno, tal vez lo de ver porno en vivo era excitante pero no quería verme mezclada ahí. Cualquiera te podía reconocer y aunque una de sus reglas era extrema confidencialidad no sabías que clase de gente podría haber ahí, podrías ver a un ex-compañero de universidad o qué sé yo.

Sí, soy paranoica.

—Hay una fiesta esta noche cerca de tu casa - La miré aburrida —No pierdes nada con sólo ir a ver... no estás obligada a desnudarte o coger. - Reí. Me hacía mucha gracia que ella una chica tan delicada y femenina utilizara ese tipo de términos, en nuestra amistad yo era la que a veces eructaba y no le importaba si ensuciaba su atuendo.


—Llámame más tarde lo pensaré - Ella chilló. Pobre ingenua, ni siquiera me lo pensaré.


—Podría hacerte una mamada de lo feliz que me hace que al menos lo intentes.


Susurré su nombre reprendiéndola. Un señor mayor nos veía cómo si fuésemos el pecado personificado. Estábamos en mi cafetería, no me extrañaba el por qué de mis bajas ventas.

Ella sólo comenzó a reírse de mi y luego salió de ahí, minutos más tarde recibí un mensaje de ella diciéndome que realmente me debería pensar el ir a ese lugar, que sería divertido y que una vez que fuera querría volver a ir todos los días, tal vez.

Y ese era otro de mis miedos, que se convirtiera en un hábito si llegaba a asistir, que me gustara tanto que lo convirtiera en una necesidad.

El resto del día fue bueno, honestamente entraron más clientes que el último par de semanas y yo no quería emocionarme pero enserio esperaba que todo mejorara con el paso de los días, me dolería mucho tener que cerrar o alguna cosa así.

Cómo mi humor era bueno realmente me pensé en acompañar a Hanna a esa fiesta que mencionó, ya tenía meses sin sexo y aunque me masturbaba no era lo mismo.

Tal vez cómo dijo ella, no perdía nada con sólo ir a observar, ¿Verdad?



Horas más tarde no podía creer que había accedido.

¿Esto era real?

Tenía cerca de veinte minutos aquí y yo ya quería salir huyendo.

Estaba frente a mi una mesa de suar, muy elegante para mi gusto pero, no era aquello lo que veía no, tenía frente a mi a una mujer en cuatro con un tipo follándosela desde atrás y otro más en su cara, ella le hacía una mamada mientras la follaban. Algunos miraban con deseo otros ni se inmutaban sólo bebían y conversaban, unos más se manoseaban en alguna esquina y parecía que yo era la única idiota que veía con perplejidad aquella escena, era obvio que soy nueva supongo.

—Camila... - Hanna me pasó una copa de vino tinto —Quieres disimular un poco - Se burló.


—No creí que fuera tan... explícito...  - Bebí un poco de vino - Ella se encogió de hombros.

—Te acostumbrarás - Dio una barrida con su mirada por todo el lugar —Escucha... más vale que no quieras follar con nadie aquí porque no podrás - Fruncí mi ceño pues lo dudaba —Necesitas esto - Señaló un pequeño brazalete fino —Es cómo identificamos a los miembros del club. Tú estás aquí sólo cómo invitada, ya sabes esa mierda tipo degustación.

Negué con mi cabeza mientras reía, evidentemente después de un par de copas me iría. El vino era riquísimo y tal vez debía reconocer que me excitaba un poco ver a otras personas follando sin importarles que alguien más los viese.

—Carajo... - Murmuré cuando una mujer vació toda su copa en mi blusa de seda.


—Maldición, lo siento... - Ella trataba torpemente de limpiarme lo cuál era terrible pues sólo estaba ensuciándome más —Soy un desastre... - No, el desastre era mi blusa.


—No te preocupes, buscaré un lugar dónde me pueda lavar - Sonreí cortamente. Ella posó sus ojos achocolatados en mi rostro y de manera cínica me estudiaba, su mirada me molestaba y a la vez me ponía nerviosa.

—Podría ayudarte - Guiñó para mi.

—Permiso... - Murmuré mientras huía de ella.

Sentía su mirada clavada en mi nuca así que me perdí entre todas las personas ahí, caminé escaleras arriba temiendo abrir cualquier puerta y encontrarme con alguna escena poco agraciada lo que era realmente tonto pues ya había visto muchísimo justo en la entrada. Con un suspiro finalmente había encontrado un sanitario vacío, echando un vistazo me acerqué al lavabo de granito y abrí el grifo, era espacioso a comparación del mío, suponía que era compartido por la bonita puerta de madera al otro extremo.

Mi cabeza comenzaba a doler por tantas ideas que golpeaban con rapidez. Había sido un terrible error haber asistido, para colmo, Hanna había desaparecido.

No tenía que ser una genio para imaginar dónde estaba o qué estaba haciendo.

—¿Estás limpiando el semen de un hombre?


¡Por el maldito carajo!

Juro que había saltado más alto que cualquier gato al asustarse, mi cuerpo comenzó a temblar cómo gelatina y comencé a voltear hacia al rededor pero no veía nada, ¿Qué carajo?

De pronto la cortina de baño se abrió dejando a la vista a una chica de tez blanca en shorts de pijama y una blusa de Nirvana desgastada, ella estaba tumbada en la tina de baño con un libro entre sus manos y me veía con una ceja alzada y yo seguramente estaba cómo idiota con los ojos muy abiertos, casi orino mis pantalones, lo juro.

—¿Entonces? - Preguntó.


—No - Señalé mi blusa —Es vino.


Asintió y luego volvió a cerrar la cortina.

—¿No eres muy joven para estar aquí? - Pregunté. Por lo poco que vi juro que apenas tendría la mayoría de edad.


—¿Y tú no eres muy vieja para verle las piernas a alguien muy joven? - Reí.

La presencia de esa chica me hacía sentir nerviosa no incómoda cómo la mirada de la mujer del vino si no, excitada. Veía por el espejo cómo ella no había cerrado la cortina de baño del todo y tenía su mirada en mi escaneando mi cuerpo por completo.

Terminé de limpiar la mancha de vino en mi blusa y decidí que era todo, me iría de ese lugar.

En definitiva no regresaría.

—No deberías estar aquí - Dije dudosa para luego caminar a la salida.


—Mi nombre es Lauren - La escuché decir en mi espalda justo antes de salir del baño.


—El mío es - Ella no dejó que pronunciara mi nombre. Aquella "niña" se había abalanzado sobre mi tomando mi boca entre sus labios, estaba abrumada eran muchas las sensaciones que chocaban entre sí —Camila... - Susurré. Llevé mis manos a su rostro dónde me apoderé del beso, asaltándole la boca con mi lengua mientras nos giraba y hacía chocar su espalda en la puerta, ella sabía a cereza, su aliento era cálido y sus labios eran de un grueso perfecto.

En algún rincón de mi cabeza algo de cordura me gritaba que aquello estaba mal, que principalmente ella parecía menor, en segundo lugar no tenía mi brazalete y mucho menos me había fijado si ella tenía el suyo. Una de sus manos se enredó en la mía e hizo presión para que la soltara, me dejé guiar por ella donde mis dedos rozaron sus pechos, ella no tenía sostén. Pellizqué sus pezones los cuales ya estaban excitados, los acaricié con el dorso de mi mano sintiendo su aliento caliente en mis labios, me tomó por la muñeca y con rapidez me llevó hasta su vagina, nuestros labios no dejaban de besarse cuando froté su intimidad con la palma de mi mano, sus jadeos en mi boca me hacían gruñir de deseo.

Su coño era caliente y juro por dios que podía sentir su palpitar. 

No sabía si su nombre real era Lauren, lo único que sabía es que me tenía muy cachonda con un simple beso y roces previos, tal vez y sólo era un sueño . Mis dedos acariciaban su vulva a mi antojo frotando un poco más en el inicio de su coño, ella estaba de puntillas queriendo sentir más u obtener un poco más, no era cómo si yo fuese más alta que ella pero aún así ella parecía querer treparse encima de mi. El pensamiento de Lauren montándome me hizo estremecer, mi polla punzaba y me sentía pegajosa entre mis shorts de compresión, me dolía el encierro. Su mano fría continuaba aferrada a mi muñeca sólo acompañándome en mis movimientos perezosos en su intimidad, ella en algún momento entre nuestro arranque caliente chupó mi lengua mientras yo envalentonada metí mi mano debajo de sus shorts y ropa interior, mis dedos rozaron una línea delgada de vello que me llevó cómo un camino directo a su coño, ella estaba empapada y pegajosa.

Froté mi dedo en círculos sobre su clítoris, bajaba mis dedos para empaparme de su excitación para luego regresar a mi tarea en su clítoris, así repetidamente hasta que sentí cómo ella clavaba sus ligeras uñas en mi muñeca.

—Eres tan suave, Lauren...  - Besé su barbilla —¿Eres suave en todos lados? - Pregunté y al mismo tiempo metía más mi mano a sus shorts para que mis dedos alcanzaran su pequeño agujero trasero. Su cuerpo se retorció.


—Oh... -  Ella jadeaba tratando de ser silenciosa —Justo ahí...


—Dámelo - Sisee en sus labios mientras intensificaba mis movimientos en su coño —Eso es... moja mis dedos, quiero que me empapes de ti...


Un par de minutos más y ella estaba retorciéndose contra mis dedos, ella daba pequeños espasmos mientras se corría y me mojaba exageradamente, oh ella era un desastre cachondo, pero jodidamente ella no gemía alto ella no gritaba mientras le había dado un delicioso orgasmo o al menos eso creía pues la manera en que mojó mis dedos era excesiva, sé que le había gustado la manera en la que le toqué el coño, le había gustado que mis dedos la hayan frotado hasta hacerla venir.

Ella jadeaba por lo bajo mientras dejaba de mover sus caderas, gimió cuando quité mi mano de su coño luego bajo su atenta mirada me llevé mis dedos a mi boca donde los metí y chupé hasta dejarlos limpios, su sabor era agridulce y podría volverme adicta a ella.

Llegamos a un momento de silencio donde nuestras miradas estaban conectadas casi cómo una especie de mierda mágica mi cuerpo se acercaba al suyo cómo un imán, mis manos no querían dejar de tocar su cuerpo, mi cuerpo necesitaba sentir el calor que desprendía el suyo. Dibujé sus labios carnosos con mi dedo pulgar sintiendo un poco lo agrietados que estaban, ella cerró los ojos para abrir su boca y lamer la almohadilla de mi pulgar, era tan erótico.

Había mandado al infierno cualquier pensamiento de cordura acerca de follar a Lauren una chica mucho más joven que yo, mi cuerpo entero lo pedía a gritos, nuestra esencia se había convertido en una misma, necesitaba hacerla mía.

En movimientos realmente lentos, Lauren me empujó suavemente para hacer distancia entre nosotras y luego se deslizó contra la puerta hasta caer en su culo, yo la miraba expectante pues no sabía que tenía en mente aunque, sólo fueron pocos segundo ya que ella se colocó de rodillas y comenzó a desabotonar mis pantalones anchos y bajó el cierre haciendo que estos cayeran cómo agua por mis piernas. Lauren retenía una sonrisa maliciosa mordiendo su labio inferior, su mano ahuecó mi duro eje sobre mi ropa interior de compresión y luego comenzó a sobarme lentamente hasta llegar a la punta donde hábilmente presionó un poco.

Mi polla se endureció más, sentía mis bolas pesadas todo comenzaba a doler cada segundo más.

Con una respiración profunda bajé mi ropa interior logrando que mi pene saltara frente a ella, no era de un gran tamaño pero sabía cómo utilizarlo. No soportando un minuto más los juegos de ella yo misma me toqué masturbándome un poco para aliviarme, parecía que aquella vista le encantaba pues continuaba viéndome con atención mientras se lamía los labios, acerqué mi cadera ofreciéndole mi polla sin dejar de pajearme, de la punta salía líquido transparente que goteaba en su dirección, jodidamente estaba babeando por ella por todas partes. No sabía que una simple vista podía hacerme gemir ruidosamente hasta que vi cómo Lauren se sentaba sobre sus rodillas colocando las palmas de sus manos sobre sus piernas y luego abría la boca sacando la lengua para mi. Tuve que sostenerme de la puerta para controlarme un poco o me vendría.

Tomándome desde la base me acomodé en su dulce boca donde pasé la punta sobre su lengua en círculos y luego me hundí dentro de ella cuando cerró sus labios sobre mí.

—Esto es increíble... - Sisee mientras me movía dentro y fuera de su boca, ella sólo me acompañaba con los movimientos de su cabeza.


Su lengua curiosa jugaba con la cresta de mi polla pasando la punta sobre mi pequeña hendidura haciendo que yo soltara gotas de semen que Lauren se encargaba de chupar, ella quería que me corriera en su boca, ella quería llevarme al limite.

Después de estar trabajando mi polla dentro y fuera de su boca ella me tomó por la base dónde me manejó a su antojo, Lauren movía mi dura verga hacia arriba para poder besarme desde la base, cada vena palpitante ella la lamía, ella chupaba todo lo que podía. De pronto ella se movió un poco más abajo y metió a su boca una de mis bolas, no había manera de que esto fuera real.

Me sobresalté.

—¿Qué haces? - Pregunté con cautela.


Lauren había comenzado a acariciar mis testículos mientras sus labios chupaban mi longitud pero, sentía cómo uno de sus dedos iba directo a mi ano burlándose de la entrada cómo si lo rozara sin intención.

Jesús.

Mi polla se agitó en su boca.

De acuerdo, Lauren no era inocente, ella sabía perfectamente lo que estaba haciendo.

Tomé un puñado de su cabello negro desordenado y la alejé de mi encontrándome con la vista de ella con las mejillas sonrojadas, con los labios gordos rosados y con un hilo de saliva conectado de su boca a mi verga.

Fue suficiente para que de la cabeza de mi polla saliera un chorro de semen, cayó un poco en su boca, otra cuerda de esperma se derramó sobre su cuello donde empezó a escurrirse bajo su camisa holgada. La tomé por el brazo para que se pusiera de pie y quite con torpeza su camisa, con ella limpie el semen de su cuello y luego la tiré a un lado, sus suaves tetas blancas con pezones rosados me hacían aguar la boca, me incliné para comerme sus tetas mordiendo un poco sus pezones y fue de la única manera en la que Lauren soltó un gemido chillón.

Oh, vaya.

La sexy chica cachonda era ruidosa y se avergonzaba.

—¿Te gusta que te coman las tetas? - Chupé. Ella asintió —Apuesto a que te gusta más que te coman el coño, seguramente te estás imaginando empinada sosteniéndote del lavabo mientras yo me como tu dulce néctar - Sus manos se aferraron a mi cabeza mientras me presionaba sobre su pecho.


—Me duele - Siseó.


Me erguí nuevamente con la respiración muy acelerada ella estaba igual de caliente que yo o peor, tiré del dobladillo de sus shorts hacia abajo dónde ella me ayudó y los quitó por mi mientras yo me bajaba un poco más la ropa interior, quité mis prendas superiores pues mi piel ardía por sentir su piel pegadita a la mía, apostaba todo a que nuestros cuerpos encajaban a a perfección y sus pezones erectos rozarían con los míos mientras me la follaba contra la puerta.

Gemí ante mi increíble imaginación.

Una vez que enfundé el condón luego de haberme masturbado un par de veces para recobrar dureza volví a atacar su boca. Sentía cómo Lauren tomaba mi verga y la guiaba hasta su abertura, jugó con la punta en su entrada pasándola sobre sus labios empapados y haciéndome girar sobre su clítoris, ella mantenía una sonrisa en su boca entre besos y jadeos.

Me pase una de sus piernas sobre el brazo para abrirla y entonces me hundí profundamente en ella.

—Mmh... - Me separé ante su quejido, su respiración se volvió más errática, su mandíbula estaba tensa mientras yo comenzaba a entrar y salir de su coño apretado, en esta posición estaba segura de que ella sentía más, flexioné un poco mis piernas para poder obtener mejor ángulo y entonces ya no había nada que me impidiera cogerme a Lauren.


En el baño sólo se escuchaba el golpeteo de mi verga en su coño, la respiración de Lauren atorada y mis siseos, yo era una especie de desastre pues jadeaba, gruñía, gemía, siseaba y chillaba de gusto, su coño era perfecto, podría regresar aquí todos los días si eso significaba que me cogería a Lauren cómo quisiera. Nuestros pezones cómo lo imaginé se rozaban poniéndome aun más, la sexy ojiverde se aferraba a mi nuca mientras su cuerpo chocaba contra la puerta con cada penetración.

—Eso es...


—Oh sí ¡Así! - Ella comenzaba a alzar la voz —Sí... sí - Sus gemidos eran roncos y aquello me hizo soltar un poco de esperma en el condón, su coño se cerraba sobre mi verga con cada empuje, sentía sus jugos escurriéndose por mis muslos.


—Vamos Lauren... mojame la polla cómo lo hiciste con mis dedos - Mi tono burlón le hizo apretar el coño y hacerme casi imposible continuar cogiéndomela —Córrete gritando mi nombre para que las personas allá afuera se pongan más cachondas con tus gemidos.

—Oh dios... - Su cuerpo se estaba sonrojando y sudando con cada empalada más —Camila - Murmuraba perdida.


—Apuesto a que alguien detrás de esta puerta se está masturbando mientras nos escucha coger, ¿Te gusta?


—Sí... por favor más rápido... por favor...


Me moví con cuidado de no caer hasta llegar al retrete donde me senté con mi verga estancada en su coño aún, Lauren comenzó a saltar mientras me sonreía se movía condenadamente bien, con experiencia, sus saltos pasaron a unos con más fuerza y fue mi perdición, la tomé por las caderas mientras me echaba hacia atrás y aferrada a su carne la follé con rapidez, no había ritmo sólo sentía que Lauren necesitaba correrse tanto cómo yo.

—¡Camila!


Lauren comenzó a sollozar cuando yo no dejé de penetrarla pues buscaba mi propia liberación, ella aun continuaba con espasmos del orgasmo cuando después de un par de estocadas más me corrí dentro del condón, sentía cómo electricidad sobre mi columna, sentía mis bolas contraerse mientras me vaciaba por completo.

—Ay mierda - Murmuré enterrada en su cuello, no me había dado cuenta cómo mis brazos la abrazaban con fuerza, mis dedos se enterraban en su piel con la misma fuerza y mis dientes se habían clavado un poco en sus clavículas.


—Otra vez - La escuché decir con decisión y algo de emoción.


Me separé de ella perdiéndome en su mirada brillante llena de deseo, parecía tan fresca cómo si no hubiésemos acabado de follar hace unos minutos. Gemí cuando molió su coño con mi polla semi-dura dentro.

—¿Te gustó enterrarte en mi coño? - Preguntó con curiosidad, con inocencia que ella estaba fingiendo —Sentí tu leche en el condón, ¿Podría sentirte corriéndote dentro? ¿Puedes cogerme a pelo? - Ella mordía su labio inferior mientras sonreía. Estaba en el cielo.


¿Podría?

Claro que puedo, pero no puedo correrme dentro.

—Puedo darte un poco de eso - Apenas terminé de decir aquello, Lauren se sacó mi polla del coño y retiró el condón tirándolo a un lado. No podía creer que continuara dura siendo honesta nunca me había pasado —Eh - La detuve cuando ella iba a montarme de nuevo —En el suelo, ponte en cuatro para mi - Sonreí.


Ella obedeció y de inmediato me coloqué tras ella, su néctar agridulce aun escurría de su coño sonrojado, tenerla así me daba la perfecta vista de su perla hinchada, meneó su rico trasero y lo echó hacia atrás dejándome ver también su agujero fruncido. No lo pude evitar acerqué mi cara a su intimidad y lamí desde su clítoris pasando por sus labios vaginales hasta llegar a su pequeño agujero.

—Ugh... - Ella siseó con gusto —Me gusta - Podía escuchar la sonrisa en su voz.


A mi me gustaba más, es cómo la mujer perfecta, lo juro.

Le deje un beso ahí antes de separarme por completo y acercar mi verga a su entrada una vez más. Cepillé mi extensión entre sus nalgas humedeciéndome un poco preparándome para ella.

—Por favor - Dijo.


Presioné la cabeza de mi polla sin barrera alguna sobre su entrada y con toda mi atención centrada en ese lugar me metí en ella disfrutando cada sensación de ello. Lauren gemía y meneaba sus caderas rogándome por que me moviera y la jodiera, esto sería un polvo rápido así que le di lo que quería. Amasando sus ricas nalgas dejé que se follara sola mientras yo la acariciaba tanto cómo podía.

—Camila... - Ella decía tan bien mi nombre. Alcanzó una de mis manos en su espalda baja y me llevó hasta sus tetas y entendí el mensaje al instante. Sus tetas eran pesadas y estaban calientes cuando cerré mi mano sobre una —Pellizca a...ambos - Lo hice obediente.


Tome sus pezones con mis dedos pulgar e índice y se los pellizqué, jugaba con ellos girándolos entre mis dedos mientras ella seguía empalándose sola con mi gorda polla, Lauren se mojaba más y más cada vez que apretaba sus pezones con fuerza. Sintiendo mi vientre bajo apretarse di un par de golpes más a su coño y salí de ella corriéndome sobre sus labios húmedos, me jale la polla entre jadeos sacando todo mi esperma para mancharle la piel, cuando di el segundo disparo de semen sobre su pequeño agujero trasero ella se corrió gritando mi nombre totalmente complacida.

—Me encantas - Habló Lauren mientras se echaba encima de mi atacando mi boca con su lengua —Los mejores orgasmos que he tenido - Mordió mi labio inferior —Pero no te corriste dentro - Yo estaba pasmada, ella estaba tan... eufórica.


De pronto se escucharon fuertes golpes en la puerta, golpes realmente enfadados enserio, la manija se movía con los golpes agresivos. Mierda.

La sexy chica ojiverde se separó de mi cómo si le quemara y comenzó a vestirse a una velocidad impresionante yo torpemente la imité.

—Adiós - Me dijo para dejar un pico estruendoso en mis labios y luego abrir la puerta contraria y desaparecer.


Mojé mi cara un poco y después abrí la puerta encontrándome con la mujer que había derramado vino en mi blusa, ella estaba más que furiosa su mandíbula estaba tensa y ella parecía querer asesinarme.

—Eh... me voy... a...  - Me escabullí por un lado y luego salí de ahí lo más rápido que pude.


¿Qué demonios pasaba conmigo?

¿Qué acababa de ocurrir?

Tal vez había algo en mi bebida y todo lo aluciné, lo que fuese que haya sido, había sido la mejor alucinación de todas.

A la mañana siguiente mi humor era el mejor de los últimos años, estaba segura que aunque quisiera no podía quitar la sonrisa en mi cara, sonrisa de haber disfrutado de una buena sesión de sexo. Mi polla estaba un poco dolorida pero aquello sólo me hacía sentir mejor, no importaba nada, estaba decidida a regresar a esa casa para saber quién era Lauren o al menos indagar un poco con Hanna.

Ahora estaba en el instituto de mi hermana menor Sofía, me habían llamado porque la chica se había metido en problemas con una compañera o algo así, no entendí mucho pues estaba muy ocupada masturbándome con el recuerdo de Lauren. El punto es que estaba aquí esperando para que el director hablara conmigo, estaba nerviosa, estar en el instituto de nuevo me daban escalofríos pues no fue una buena etapa para mi.

—Señora Cabello - Asintió una mujer —La están esperando - Me señaló un pasillo. Asentí para luego caminar tras ella —En un momento Mr. Johnson estará con usted.

Luego de unos minutos escuché voces por el pasillo seguido de la puerta abriéndose, vi al director del instituto seguido de Sofi y otra chica.

Mi boca se secó cómo un desierto.

Ahí estaba Lauren, ella me veía sorprendida de igual manera pero supo disimularlo bien pues se aclaró la garganta y desvió la mirada.

Maldito infierno, ¿Me había metido con una chica de instituto?

De repente estaba haciendo mucho calor y yo transpiraba cómo la mierda.

—¿Se encuentra bien, señora Cabello?  - Preguntó con preocupación el director.

—Si, si...

—Esta es la señorita Jauregui, la profesora de literatura de Sofia - Mi rostro debió ser de puro alivio pues vi cómo Lauren trataba de no reír. Seguramente había leído mis pensamientos —Sofia ha armado un escándalo en medio de su clase junto a una compañera, no toleramos ese tipo de comportamientos aquí - Sí, sí lo que sea. Era un instituto de renombre lo sabía.

—Me disculpo y aseguro que no volverá a ocurrir - Le di una mirada dura a Sofi.


—Será sancionada de todas formas - Estuve de acuerdo.


—Me gustaría hablar a solas con la señora Cabello - Dijo Lauren. El director asintió llevándose a Sofi con él.

El ambiente era tenso, estaba aún más hermosa que anoche.

—¿No eres muy joven para ser profesora? - Me miró confundida.

—Soy maestra sustituta... no sabía que eras casada - Murmuró.


—Sofi es mi hermana menor - Aclaré —Estoy imaginándome cómo sería follarte sobre el escritorio del director mientras nos corremos sobre sus papeles importantes - Soltó un jadeo. Quería tirarme encima de ella pero no le haría poner en riesgo su trabajo.


—Yo estaba fantaseando acerca de mi chupándote la polla en el cine esta noche.


Me removí incómoda en la silla para luego extender mi mano y garabatear mi número sobre un pedazo de papel y dejárselo sobre el escritorio.

—Hecho - Asentí —Tenemos una cita.

Salí de la oficina del director con una incómoda erección pero con una sonrisa aún más grande que la que tenía esta mañana. Sofía murmuró algo acerca de "Que asco, te gustó la perra de la profesora" No escuché mucho sólo le había dejado claro que tuviese más respeto con su próxima cuñada.

Haber accedido a la insistencia de Hanna había sido sin duda mi mejor decisión de toda mi maldita vida, no podía esperar para conocerla por completo.

One Shots - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora