Debería de causarme lastima o por lo menos pena ajena verla de aquella manera tan descuidada, verla cómo ella parecía querer explotar en cualquier segundo, debería no estarla viendo de la manera en la que lo hago, ella es mucho mayor que yo, mucho, ella es divorciada y está a cargo de sus cuatro hijos, el pequeño Theo de cuatro años, las gemelas Amy y Emily de doce años y Verónica de dieciocho, mi mejor amiga.
—¡Lauren! — Me sobresalté
—¿Qué sucede? — Pregunté nerviosa.
—Te estoy llamando desde hace horas — Reviré los ojos ante su exageración —¿Vamos a llevarte a casa? — Preguntó mi mejor amiga mientras hacía una seña con su cabeza hacia la camioneta de su madre, Camila, quien se veía desesperada por mi indecisión.
—Sí, lo siento... — Me monté en la camioneta sentándome al lado de Emily —Gracias — Murmuré a la señora Cabello quien solamente asintió viéndome por el espejo retrovisor.
Que mirada tenía, por dios, sus ojos marrones eran tan intensos, tan bellos, eran extrañamente divinos, la profundidad de su mirada era embriagadora, me hacía sentir cómo si la señora Cabello supiera exactamente lo que habían en mis pensamientos, ella aprovechando un momento a solas conmigo, ella besándome, ella cuidando de mi cuerpo como lo había estado haciendo con mi seguridad. La madre de mi mejor amiga había velado por mi bienestar desde que mi madre enfermó y mi padre huyó no soportando la carga de una esposa desahuciada.
Hacía tres años que había notado mi atracción hacia la señora Cabello, cuando tenía quince me di cuenta que no era normal la fascinación que sentía al verla sonreír, no era normal disfrutar de la vista que me brindaba cuando ella llegaba por las mañanas sudada después de ir a correr, no era normal imaginarme dándole mi tarjeta V.
Me sentí terrible cuando me hizo feliz saber que las madres de Verónica iban a separarse después de que la señora Jane hubiese engañado a Camila con su mejor amigo, la señora Jane había confesado estar enamorada y querer disfrutar de su amor, sin sus hijos.
Qué gran hija de puta.
Ella tan rápido como había firmado el divorcio había abandonado a sus cuatro hijos a su suerte, bueno, con la señora Cabello.
Había sido testigo de cientos de veces en las que la señora Cabello parecía colapsar al cuidar de cuatro niños por que sí, Verónica podía ser muy infantil a veces.
—¿Irás a casa a comer, Lauren? — Mi piel se erizó al escuchar su aterciopelada voz.
—Mamá, no entiendo porque siempre preguntas lo mismo... Lauren come todos los días con nosotras —Verónica terminó su discurso revirando los ojos.
—En realidad creo que es mejor si me deja en casa, por favor... — No quería causar molestias, mi mejor amiga llevaba días en los cuales su humor no era el mejor además, odiaba cuando le hablaba de mala manera a la señora Cabello.
Verónica me había confesado que culpaba a su madre Camila del abandono de la otra, por desgracia la señora Camila era tan buena que no le había contado la verdad a ninguno de sus hijos, dejó que creyeran que Jane los había abandonado por su obsesión con el trabajo. Yo, por otro lado, había escuchado a la señora Camila mantener una discusión por teléfono con su ex esposa, al notar que estaba presente me pidió que no le mencionara nada a ninguno de sus hijos, mucho menos a Verónica, ella no quería que vieran a su madre cómo lo que realmente era, una zorra.
—¿Estás segura, Lauren? — Por dios.
¿Cómo no tener un enamoramiento con ella? La manera en la que se preocupaba por mí me tenía mal, muy mal.
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One Shots - Camren
FanfictionAquí vamos de nuevo, iré subiendo de a poco esperando que me apoyen tanto como en el primer libro Love u <3