VEINTIDÓS

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Pov Laia

Intente abrir los ojos, pero se sentía como si mis párpados estuvieran pegados.

Luego de luchar por un rato, finalmente, logre vislumbrar los rayos de sol que se colaban por mi ventana.

Y entonces fue cuando tome conciencia de todos los malestares que tenía.

La cabeza me dolía, y aun acostada podía sentir como todo seguía dando vueltas. Estaba cansada, mi cuerpo no era más que un bulto posicionado de manera cómoda sobre mi cama. Mis labios estaban secos y agrietados, era como si no hubiera bebido un sorbo de agua en años, y para rematar, estaban los estúpidos retorcijones con los que mi estómago amenazaba en devolver lo poco y nada que había en su interior.

- ¿Laia?, ¡al fin!

- Tsireya- hablé con dificultad.- ¿Qué... qué paso?

- No estoy segura- de inmediato se acercó y comenzó a pasar un paño húmedo por mi frente- Estaba preocupada, ayer solo te desplomaste.

- ¿Cuánto llevo en cama?- intente enderezarme, pero mi cuerpo no daba tregua.

- Un día completo- soltó- Mi madre no ha querido darte ninguna hierba, no está segura de que fue lo que te pasó. Después de asegurarse que no te hubieras golpeado la cabeza, prefirió dejarte descansar.

Asentí conforme con las decisiones que había tomado tía Ronal. Hubiera odiado que me revisara sin siquiera saber que lo estaba haciendo.

Tsireya me observaba desconfiada, y al parecer mi rostro se veía igual de mal que como me sentía, porque fue cosa de segundos en los que mi prima corrio de un lado a otro de la habitación y acercó una cubeta hacia mí.

El sabor amargo de la bilis dejó mi garganta cuando una arcada se hizo presente.

- ¿Te sientes mejor?- pregunto mi prima con evidente preocupación.- Talvez fue algo que comiste lo que te tiene así.

Negué con la cabeza, mi alimentación había sido igual que de costumbre.

- Yo creo que es el estrés- habían sido días intensos, sin duda.- Un poco más de descanso y me sentiré como nueva.

- ¿Quieres que vaya por mi madre? Considero que sería bueno que te revisara.

Negué con la cabeza.

Mi prima obedeció y tomó asiento en su cama, pero no sin antes acercarme una cubeta limpia a modo de precaución.

- Hable con Lo'ak.- soltó de repente.- Le creo.

La miré enarcando una ceja.

-- Sobre Payakan.-suspiro- Le prometí que intervendrá con mi padre, a ver si yo puedo hacer que cambie de opinión.

Mi pequeña prima acaba de salir de su cascarón.- sonreí orgullosa- Me alegro mucho por ustedes, sé que si se apoyan mutuamente llegarán a ser una gran pareja. Quien sabe, talvez Lo'ak termine siendo el nuevo Olo'eyktan de la isla.

- Como si mi madre lo fuera a permitir- se quejó.

- Yo solo digo.- me encogí de hombros.- Por valentía no se queda.

Ambas nos regalamos una débil sonrisa antes de quedar sumidas en el silencio nuevamente.

Mis ojos continuaban en la lucha por cerrarse, no entendía que era lo que le pasaba a mi cuerpo.

- Deberías dormir.- mi prima se puso de pie para acomodar la ropa de cama que me cubría.- Le diré a mamá que ya estas mejor, así nadie vendrá a molestarte.

TE VEO - NETEYAM SULLY (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora