TREINTA

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Pov Neteyam

- Señor porfavor.- mi desesperación era tal, que lo unico que me quedaba era rogarle a mi padre que no me obligara a irme.

- Neteyam, ya tomé una decisión. Guarda lo necesario, te vas hoy mismo y no regresarás hasta después de la boda de Laia.

Después de que anunciaran el compromiso de Laia y Keryn, intente de todos los modos posibles salir de mi casa para hablar con la chica de ojos verdes, pero se me hizo imposible.

Al día siguiente lo volví a intentar. Y al siguiente otra vez. Hasta que en una de esas muchas veces, mi padre me descubrió y tomo la decisión de que lo mejor era que me fuera al bosque bajo la tutela de mi abuela, hasta que el compromiso de Laia tuviera lugar en unas semanas más.

Mi madre y mis hermanos intentaron interceder por mí, pero ninguno tuvo éxito.

- Ma Jake. - la dulce voz de mamá resonó a mis espaldas.- ¿No crees que estás siendo muy extremista con tus decisiones?

- Neytiri, su capricho coloca en riesgo a toda la familia. Si no entiende por las buenas, tendré que ser duro con el para lograr mantenerlos a salvo en este lugar. - mi padre hablaba como si yo no estuviera ahí. - Y espero que mis decisiones se respeten, porque de no ser por su desobediencia, no habríamos llegado hasta este punto.

- Señor, por favor...- supliqué. No podía irme y permitir que alguien más desposara a la mujer que amo.

- Tienes cinco minutos. Yo mismo te iré a dejar.- gruño.- Despídete de tu madre y tus hermanos.

Aun en contra mi voluntad, tuve que obedecer. Si no me iba por las buenas, mi padre buscaría la forma de enviarme lo más lejos que pudiera.

- Cuídala bro.- a pesar de todo lo que ha pasado con Lo'ak, sé que puedo confiar en que en mi ausencia se hará cargo de mantenerla segura.

- Puedes estar seguro de eso.- respondió dándome un fuerte abrazo.

Volé junto a mi padre hasta que el olor del mar dejo de estar presente.

Hace unos meses atrás habría dado lo que fuera por volver al lugar que me vio crecer. Volver a ver los árboles del bosque, los animales, las montañas flotantes, el despertar con el sonido de los Ikran.

Pero en estas circunstancias, estar aqui era la sentencia que me avisaba que si volvía a la isla, vería a Laia de la mano de alguien más.

- Neteyam querido, necesitas comer.- mi abuela, quien ha estado intentado subirme el ánimo desde que llegue, tomó asiento a mi lado.

- No tengo hambre abuela.- vi la preocupación brillar en sus ojos.

- Me duele verte así querido.- sus manos, con la piel más envejecida de lo que recordaba rozaron mi mejilla en una caricia llena de cariño.- Cuéntame- soltó acomodándose a mi lado.

- ¿Qué quieres que te cuente abuela?- pregunte sin ganas de querer entablar una conversación.

- Quiero saber todo sobre la chica que le robo el corazón a mi nieto favorito.- sonrió

Una risa amarga y cargada de dolor dejo mi garganta.- No sabría por dónde empezar.- solté recordando a la delicada Metkayina que ahora estaba a kilómetros de mi.

TE VEO - NETEYAM SULLY (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora