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Luego de media hora en donde fue absolutamente silencio, a excepción de la música en la radio, llegaron finalmente a Gimpo.
Minho estacionó el auto frente a su casa y se bajó para sacar las jaulas del maletero, viendo como Youngmin llegaba a su lado y tomaba la jaula de Shiro mientras Minho tomaba la de Haru y cerraba el maletero para dirigirse a la puerta y abrirla con la llave que casualmente encontró bajo una macetera.
— No preguntes. Salí rápido de la casa y no me dio tiempo a sacar mis llaves — Youngmin asintió. Tampoco es que quería preguntarle, pero se ahorró la duda.
— Linda casa — Murmuró bajito, pero aún así el mayor la escuchó y asintió.
— Aquí viven mis padres, pero justamente no están porque fueron a visitar a mis tíos. Ven — La llamó mientras caminaba con la jaula. Youngmin lo siguió y ambos entraron a una sala.
Minho aplaudió tres veces y de lados diferentes salieron tres gatitos que se acercaron rápidamente hacia Minho.
El mayor sonrió y dejó la jaula en el suelo para luego sentarse en este y acariciar a los tres gatitos que pedían su atención. Youngmin copió su acción y se sentó en el suelo con la jaula a su lado.
Uno de los gatitos se acercó a ella y comenzó a olerla, pero al cabo de unos segundos se restregó contra su pierna y alzó su cabecita. Youngmin lo acarició y se le salió una pequeña sonrisa al escuchar al gatito ronronear.
— ¿Cómo se llaman? — Preguntó cargando al gato ya que este no dejaba de restregarse en su pierna pidiendo afecto.
— El que tienes en brazos es Doongie. Este es Dori, y el que está oliendo la jaula de Haru es Soonie — Comentó con diversión ante la acción del gatito naranja.
Con su malo libre abrió la jaula del gatito bicolor, viendo como Soonie se acercaba a Haru para olerlo, y Haru hizo lo mismo.
Luego Dori y Doongie se soltaron de los brazos de los chicos y también se acercaron al nuevo gatito que había llegado. Entonces Youngmin también abrió la jaula de Shiro y los cinco gatos se reunieron en un solo punto para conocerse.
— Se llevan bien — Comentó Minho al ver a sus gatos con los de Youngmin. La peliblanca asintió con una pequeña sonrisa.
— Así parece. Al menos ellos sí se llevan bien — Murmuró desviando la mirada. Minho la miró indignado.
— Encima que te ayudo, mal agradecida.
— ¿Por qué me odias? — Preguntó volviendo su vista hacia el mayor, tomándolo desprevenido. — Sé lo que dije cuando nos conocimos, pero a este punto creo que ya no tengo escapatoria más que llevarme bien con ustedes, y especialmente contigo — Comentó con desgano.