La luz de la luna era la única fuente de luz que había en el camino, el cual estaba teñido de un tono azulado. Nada se había arreglado, los arácnidos seguían igual, las revoluciones se produjeron en todas las colmenas por parte de amigos de Fernando, según dijo. Leo se encontraba junto a Melanie y Sergio en la puerta del Café de Marco.
—Sergio, ¿no venís? —preguntó Leo.
—Yo me voy a ir rumbo a Merlo —dijo Sergio—; tenía la esperanza de que esto se solucionaría, pero si todas las colmenas se encuentran discutiendo, nunca llegaremos a nada. Así que me voy a ver a mi familia.
—Sergio, cuídate mucho en el camino —musitó Leo—, sabes que es peligroso en la noche, y más en la situación que estamos viviendo.
Leo le dio un abrazo a Sergio, y Melanie lo siguió.
—Lo haré —dijo Sergio—. Así que... acá separamos nuestros caminos.
—Salúdame a tu familia de mi parte. —pidió Leo.
—No te preocupes —repuso Sergio—, lo haré. Espero que más adelante si esto mejora, no se olviden de mí, y nos reencontremos algún día.
—Espero lo mismo. —repuso Leo. Melanie sentía que sus lágrimas iban a salir en cualquier momento, pero se contuvo.
—Saludalos de mi parte también. —dijo Melanie.
—No te preocupes, los saludaré de parte de ambos. Si están bien, quizás se alegren cuando les cuente que los conocí a ustedes; pero debo verificar si están a salvo.
Y en ese entonces, jamás se volvieron a ver...
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Tren sin destino © ✔️
HorrorAlgo acecha a los pasajeros del tren desde las penumbras tras las ventanillas, y poco a poco ellos observarán a la muerte a los ojos. En el subterráneo de Buenos Aires, Leo volvía a su casa después de una larga jornada de trabajo, cuando por algún m...