Capítulo 9

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Una semana había pasado desde que logramos salir con vida del mar de las ciénagas, y puedo decir que todo se estaba yendo a la mierda.

Un agujero se había formado en el barco debido a aquel tifón que nos golpeó, y por ello habíamos perdido velocidad causando que dos navíos nos adelantaran de inmediato.

Fran, quien era el carpintero, había logrado arreglar aquel agujero con gran facilidad, pero ya el daño estaba hecho.

Ya eran alrededor de las seis de la noche, Tyson se encontraba tras el timón.

Observo como los uno de los gemelos y Benny armaron una mesa improvisada con dos barriles vacíos de ron y un tablero, sobre ella jugando algún tipo de juego de apuestas con unos dados que éstos habían traído abordo.

Me acerco a ellos para ver que traman. No es como si tuviera otra cosa más que hacer.

—¿Qué apuestan? —Cruzo los brazos sobre mi pecho y me recuesto de una pared cercana.

—Parte de nuestra recompensa. —Dice Fran. Sus ojos clavados a aquellos dados que estaba por tirar.

Debo mencionar que ya sí reconocía a los gemelos, quien era quien. Me tomó un poco de tiempo y esfuerzo, pero al final logré dar con una diferencia...

Fran, tenía una diminuta cicatriz cerca de su ceja izquierda, según él, provocada por una pelea callejera. Mientras que Tyson no tenía ninguna marca en su rostro. Eso sí, si les mirabas de espaldas o en la lejanía no podrías saber quién era quién.

—¿Y qué es lo que los hace apostar? —Les miro curioso. Ellos detienen el juego y me miran con una sonrisa en los labios.

—Apostamos quién se acostará primero con Ash. —Benny voltea el rostro y mira a la chica quien tranquilamente afila su navaja sentada allá en la escalera.

Yo bufo. Fran me mira inmediatamente con mala cara.

—¿Qué? ¿No crees que somos capaces? ¿O es que ya te acostaste con ella? —Fran me mira con el ceño fruncido.

—No me he acostado con ella, ni lo haré. —Muevo mi cabeza de lado a lado en negación.

—¿Qué? ¿Acaso eres marica? —Fran se burla; Benny se ríe y ambos se chocan las manos.

—No, pero estoy seguro de que ninguno de los que estamos abordo en este barco se acostará con ella. —Sonrío. La sonrisa de estos se les borra del rostro y noto como se miran entre sí por unos segundos, para luego, girar y verme a mí fijamente.

—¿Por qué estás tan seguro? —Pregunta Benny. Yo despego la espalda de la pared y me les acerco.

—Señores... —Coloco mis manos sobre sus hombros y me inclino a su nivel. Estos prestándome mucha atención. —A Ash no le gustan los hombres. —Murmuro. Ambos se ponen en pie inmediatamente tras aquellas palabras salir de mi boca.

—¡Mientes! —Fran me señala con el dedo índice, yo bufo encogiéndome de hombros.

—¿Por qué lo haría? —Les miro con una sonrisa burlona. Ambos se quedan unos segundos en silencio, observándome.

Noto como estos voltean a ver a Ash mientras ésta aún afila aquella navaja, yo camino y me posiciono entre los dos, para luego, colocar mis brazos sobre sus hombros y halarlos hacia mí.

—Es que... no lo parece. —Murmura Benny con los ojos aún clavados en la chica. Decepcionado.

—Lo sé, a mí también me sorprendió.

—¿Ella te lo dijo? —Veo con la esquina del ojo como Fran me mira. Yo asiento. —Mierda, yo que pensaba regalarle mi cepillo de dientes. —Volteo y le miro consternado. Benny se inclina un poco hacia adelante y le ve raro.

Medusa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora