Capítulo 31

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Capítulo Final

Una semana había pasado desde aquel encuentro que tuvimos con los soldados del Rey y de aquel pequeño, pero importante, accidente en donde Medusa me había convertido en piedra sin querer.

Pero, puedo admitir que desde entonces la chica había cuidado de mí y dado todas sus atenciones para que yo me repusiera, y en realidad lo había hecho.

Ya mi brazo, en el cual recibí aquel disparo de aquellos piratas, se había mejorado. Al igual que los golpes y las sensaciones extrañas que sentí por algunos días luego de que Medusa me convirtiera en una estatua de piedra humana.

Medusa estaba siendo muy cariñosa y atenta conmigo, cosa que me provocaba quererla cada día más y más... si es que algo de esto tenía sentido.

En cuanto a Lion, éste estaba siendo muy consentido por la reina de las víboras. Sin mencionar todas los kilos de más que ésta le había hecho ganar con todos los alimentos y comida que le preparaba.

Hoy, Medusa me estaba mostrando como ella misma cultivaba las frutas y las verduras que nos alimentaban en su propio jardín interior. Yo le había dicho que quería aprender de ella, que quería conocer cómo cultivar... ser productivo.

—¿Quién te enseñó a hacer todo esto? —Pregunto entretanto hago un pequeño agujero en el suelo con una pala de mano para sembrar algunas semillas. Medusa colocando las semillas en aquellos agujeros que yo hacía.

—Lo aprendí por mí misma, cuando fui desterrada. —Voltea el rostro y me observa por un momento. Ésta colocando la última semilla en el suelo frente a mí.

Yo le sonrío de medio lado.

—¡Listo! —Se sacude las manos limpiando la tierra que tenía en ellas. Ambos nos paramos del suelo. Yo me quedo callado y bajo la mirada por algunos segundos.

Medusa me mira y veo con la esquina del ojo como frunce el ceño.

—¿Estás bien? —Posa su mano sobre mi hombro. Una expresión de preocupación en su rostro.

—Bueno, es que... —Subo la mirada y la observo. Ella se me queda viendo expectante ante lo que estaba a punto de decir. —Es que me gustaría saber si podrías revivir a mis amigos, tal y como lo hiciste conmigo. —Paso mi mano por detrás de mi cuello, incómodo.

Medusa exhala y veo como se me queda viendo... una expresión de tristeza mezclada con pena en sus ojos.

—Konor, yo no había llorado jamás. Solo he derramado una lágrima en mi vida, y fue cuando te vi hecho piedra aquel día. —Una sonrisa se dibuja en mi rostro y veo como Medusa entrecierra los ojos. Sus brazos ahora cruzados sobre su pecho. —¿Te resulta gracioso? —Levanta una ceja, yo niego con la cabeza.

—Tranquila, lo de llorar solo déjamelo a mí. —Alzó las cejas de arriba hacia abajo. La chica me mira confundida.

—¿A qué te refieres?

—Solo... solo confía en mí, ¿sí? —Digo, para acto seguido tomar a la reina de las víboras de la mano, halarla y correr con ella escaleras arriba.

Una vez arriba, en la cocina, suelto el agarre a la mano de Medusa y rápidamente corro hacia la alacena. Ahí, tomo la canasta de vegetales que la chica tiene en ella y la coloco sobre la mesa.

Medusa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora