Capítulo 14

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Acercando el filo de la navaja hacía mi rostro, presto mucha atención hacia dónde se mueve aquella criatura bajo mi piel.

La observo, oscila lentamente de izquierda a derecha y viceversa, sin parar de moverse ni por un solo segundo.

Posiciono mi cuchillo sobre mi ceja derecha, justo donde se encontraba en estos momentos el animal, y utilizando los dedos de mi otra mano le sujeto fuertemente para evitar que se desplazase.

La criatura se retuerce en mis dedos al sostenerla dentro de ms carnes de aquella manera, por lo que rápidamente hago presión sobre mi piel y comienzo a abrirla con la ayuda de mi navaja.

Siento un dolor punzante sobre mi ceja derecha entretanto la piel de mi frente va cediendo... abriéndose lentamente.

Sangre comenzando a bajar por mi sien, por mi rostro.

Una vez la herida es lo suficientemente grande, cierro la navaja rápidamente y la coloco devuelta en mi bolsillo. Acerco mi mano, ahora libre, hacia mi rostro y procedo a meter mis dedos suavemente por aquella herida.

Contengo la respiración por un momento mientras percibo un dolor intenso al hacer aquello. Muevo mis dedos dentro de la herida hasta lograr sentir al animal y agarrarlo.

Ya cuando sé que le tengo seguro entre mis dedos, comienzo a halar de la criatura delicadamente. Siento como esta va saliendo hasta que logro ver parte de su cuerpo en el espejo.

Continúo halando de el con un ritmo constante.

Las manos me tiemblan y me sudan, pero estaba completamente decidido a sacar a ese animal de mi interior.

Hasta que por fin lo logré.

Miro una especie de parasito o gusano retorcerse vigorosamente entre mi dedo pulgar e índice. Siento náuseas al ver aquello.

Inmediatamente, y sin pensarlo demasiado, estampo mi mano contra la pared frente a mí y aniquilo de una buena vez aquel animal.

Retiro mi mano y la observo, la criatura ya no existía, había quedado hecha trizas.

¿Qué carajos había sido eso?

¿De dónde había salido?

¿Cómo llegó a mi cuerpo?

Tenía demasiadas dudas las cuales me temo, no tendría respuesta alguna para ellas.

Puede que solo sea un parásito que ingerí en alguna comida que no estuviera bien cocida pero... en ese caso estaría en mi estómago, no tiene mucho sentido. No lo sé, pero lo importante es que ya no estaba dentro de mí.

Me miro al espejo y veo la herida sangrante que me había hecho sobre la ceja. Necesitaba que el sangrado parara, razón por la cual di media vuelta y caminé hasta uno de los barriles cercanos de ron que había en el suelo y tomando un vaso que había cerca, me serví un trago.

Con el vaso de licor en mano, me encamino nuevamente hacia el espejo y me posiciono frente a el. Procedo a cerrar mi ojo para acto acto seguido verter parte del ron sobre la herida.

Muerdo mi labio inferior con fuerza al sentir un ardor seguido por un dolor punzante en la herida al el líquido pasar por ella.

Tomando un suspiro, paso mi mano por sobre mi ojo, aún cerrado, y limpio el restante de ron de el para luego abrirlo.

Miro la herida, ya no sangraba como antes. Probablemente dentro de unos minutos se detendría por completo.

Acercando el vaso de metal a mis labios, me tomo de un sorbo el restante de su contenido y hago una mueca con el rostro.

Medusa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora